9.1.16

"House of Strangers"- Joseph L.Mankiewicz





Odio entre hermanos 1949
 Director: Joseph L. Mankiewicz     

Guión:  Philip Yordan- Joseph L.Mankiewicz /Jerome Weidman (novela)

Música: Daniele Amfitheatrof

Fotografía:  Milton R.Krasner

Montaje: Harmon Jones

Dirección artistica: Lyle wheeler-George W.Davis

Productor:  Sol C.Siegel 20Th Century Fox


Ver filmografías en el blog que complementamos aquí:


Edward G. Robinson es Gino Monetti
Susan Hayward es Irene Bennett
Richard Conte es Max Monetti
Luther Adler es Joe Monetti
Paul Valentine es Pietro Monetti
Debra Paget es Maria Doménico 
Hope Emerson es Helena Doménico 
Esther Minciotti es Theresa Monetti, mujer de Gino


 La preparación del  Dossier Boxeo que acabo de publicar en este Blog, ha despertado la memoria de esta imagen de Richard Conte besando a Suzan Hayward en un rincón oscuro de una sala de boxeo: él es el abogado Max Monetti, hijo del banquero Gino Monetti,  e Irene Bennett una rica cliente con la que ha empezado una relación a pesar de su compromiso para casarse con la joven y dulce Maria, hija de la temible Helena Doménico. Irene y Max acaban de asistir a un combate de boxeo amateur  del hermano de Max, Pietro (Paul Valentine que vimos en Out of the Past de Jacques Tourneur-1947).  Richard Conte se reúne aquí con Debra Paget y con la “grande” Hope Emerson que nos ha dejado un recuerdo imborrable del impresionante masaje que da a Conte en Cry of the City (Una Vida Marcada- Robert Siodmak -1948),  pero también de su corta aparición en este tremendo mercado de ladrones de Frisco  que es Thieve’s Highway de Jules Dassin, . rodado el mismo año.

María, Gino, Teresa, Helena

  
 Acabamos con las presentaciones: Luther Adler, el hijo mayor de Gino Monetti, va tener pronto el papel del impresentable Majak en la película culta: D.O.A. (Con las horas contadas- Rudolph Maté-1950). La mujer de Gino Monetti, Teresa, es la entrañable actriz Esther Minciotti que vimos en este blog tener otro papel de la  mama italiana: la de un falso culpable, Henry Fonda, en The Wrong Man (Alfred Hitchcock-1956). Suzan Hayward aporta una limitada contribución al cine negro en dos películas más,  que no he visto: Deadline at Dawn (Muerte al amanecer-Harold Clurman-1946), They won’t believe me (Irving Pichel-1947).

Joe entre Tony a la izquierda y Pietro a la derecha, al entierro del padre


Por supuesto la película se fija más en los dos actores padre e hijo, Edward G.Robinson y Richard Conte. El dúo es bueno aunque  Gino Monetti fanfarronea  por momentos más de la cuenta. Bueno, se le perdona… Llevan entre los dos el peso de una película,  clásica por la firma del guión pero relevante por su realización. Mankiewicz, desde su sillón de director, maneja todos estos personajes, los hace evolucionar en unos espacios que tienen también un evidente protagonismo, y cuenta con su viejo colaborador: el tiempo. Después de Dragonwick (1946) una primera obra como director y guionista que deja una huella en el público de la época y en su  futura filmografía, dirige el mismo año su primera película negra, Somewhere in the Night (Solo en la Noche) también con Richard Conte. Siguen la comedia El mundo de Apley, el excelente Fantasma de la señora Muir, y el thriller teatral Escape. En 1949, Mankiewicz realiza la oscarizada Carta a tres esposas y esta segunda película negra, House of strangers. Su aportación al cine negro seguirá con No Way Out (Un rayo de Luz) , en 1950  (año memorable de Eva al desnudo),  y Five Fingers (Operación Ciceron) en1952.

 House of Strangers no está considerada como una obra maestra comparable a algunas citadas anteriormente – aunque un Mankiewicz menor siempre será más sabroso que muchas otras obras cocinadas en los estudios de Hollywood –. Me parece sin embargo que, a pesar de la calidad del equipo técnico que apoya la dirección,  ha sido poco reconocida como un clásico del género, fuente de inspiración para Coppola o Scorcese que, muy probablemente, han apreciado la morbosidad, el dramatismo exagerado de Gino Monetti y el tono mordaz y agresivo de algunos diálogos.

El tiempo
House of Strangers se desarrolla entre dos épocas que se sitúan aproximativamente entre el principio de la década de 1940, o el final de la anterior, y unos pocos años antes del final de  la década, en un periodo de unos ocho años que cubren el New Deal y la guerra mundial (aunque este segundo evento no se menciona en absoluto ni tiene relación con la narrativa).
Está construida sobre la base de un flashback. Mankiewicz utiliza el flashback en Somewhere in the night como elemento esencial de la amnesia. Recuerdo aquí lo que apunté en el análisis de esta película: un extraño y único flash-back: eso sí,  sin flash,  pero que activa la imaginación a falta de actualizar las imágenes del recuerdo. Así se va reconstruyendo esta posible memoria: cuando una bifurcación se está evidenciando,  otra la borra… Mientras, el protagonista construye su nueva memoria con los eventos que están pasando;  él es el acontecimiento: “en vez de una memoria constituida como función del pasado que traslada un relato, asistimos al nacimiento de la memoria como función del futuro que retiene lo que está pasando para que sea el objeto venidero de otra memoria” escribe Deleuze a propósito de la obra cinematográfica de Mankiewicz, en su libro  Imagen-tiempo.   
La  utilización de los flashbacks múltiples en Eva al desnudo permite la demostración magistral de estas bifurcaciones de las que habla Deleuze. Otras aparecen con menos fuerza en De Repente el verano pasado y en Carta a tres esposas, por ejemplo.
Sin embargo, en House of Strangers, el flashback que nace de la vuelta de Max Monetti en la casa familiar después de cumplir siete años de cárcel,  pertenece a la categoría «memoria constituida como función del pasado que traslado un relato» según los términos de Deleuze y no conduce aparentemente a ninguna bifurcación.
Aquí nadie cuenta la historia pasada ni se construye una memoria común: es  la cámara que nos cuenta lo que pasó. Mankiewicz nos invita a imaginar su propia voz en off – aunque podría ser también Max o Gino –  para un relato que no para de cambiar de dirección, de hacer hablar personajes con su propia memoria de ciertos hechos verdaderos o no, flashbacks virtuales encajados como en la escena en la cárcel en la que Gino da una versión del arresto de Max o las memorias de las señoras sicilianas, nostálgicas del pasado en Palermo... La utilización del “fuera de campo”  puntúa las bifurcaciones del relato como en la escena del arresto de Max visto desde la ventana del coche por Irene en la sombra. La técnica narrativa con el tema del tiempo tiene para Mankiewicz muchas formas y lo interesante, al final del flashback de esta película,  es que la vuelta al presente proyecta una luz distinta sobre los personajes que vimos antes del flashback: todas las bifurcaciones posibles estallan de un golpe.
Las más evidentes son las que crean intempestivamente las circunstancias: la aparición de Irene en la vida de Max, la puesta bajo control judicial del banco Monetti por malversación de fondos. Gino no acepta la regulación bancaria y los prestamos con garantía a tasa definida por ley, lo que hoy sería aplicar la “subprime” que provocó la crisis económica mundial que tenemos… no cambia nada. El juicio de Gino conduce al arresto de Max, abogado de su padre, por intento de soborno de testigo.  Parece evidente que Max lleva el peso del pasado que la cámara acaba de representar. Pero volvemos también al presente de sus hermanos, de Irene, los padres Monetti… con un enfoque muy distinto a lo que la cámara nos enseña al principio.   Cada personaje tiene su propia memoria de lo que ha pasado al que se añade la memoria de Palermo, las imágenes-recuerdos tan viva en los emigrantes al “Nuevo Mundo” que son las familias Monetti y Doménico. Esta memoria no es aparente, no se manifiesta directamente si no es por unas pinceladas del director en expresiones de caras, exclamaciones o palabras asesinas.
*****
***

¿Qué pasa antes del flashback?
Primera secuencia: Max atraviesa el mercado italiano en el barrio de Little Italy en Nueva York y entra en el banco Monetti. Trust and Loan Association Joseph, Antonio, Pietro Monetti”,  se lee en  la placa.  Tiene que pasar por tres controles de  guardias antes de llegar  al Presidente: Joe (Joseph) le espera con  Tony ( Antonio) y  Pietro (que todavía no se llama Peter).
-Joe ¿Quieres una copa? Le ofrece 1000 dólares
-Max: He perdido el gusto por el champán… quiero recuperar siete años
Se marcha.
Quiere sangre… no necesitamos a Angelino, lo resolveremos en familia como siempre, es cosa nuestra…  dice Joe a Tony y Pietro.

La vuelta de Max


Segunda secuencia: Max va a un piso de lujo, la llave como siempre sobre la mesa de la entrada. Abre la puerta: música tema principal jazz clásico sensual. Llega Irene: guarda para ella la alegría de la vuelta de Max en un gesto particularmente llamativo de posesión.

Has tenido mucho tiempo para matar investiga Max, celoso
Y demasiado para pensar… ¿Has visto a tus hermanos? Irene quiere saber por dónde van los tiros.
-M: “La venganza es un vino exquisito, un placer divino”… Voy a emborracharme con él.
-I: ¿Dónde oíste eso? ¿Lo dijo un filosofo en la cárcel’…
-M: Antes era el más listo de todos, ¿Qué conseguí con ello?
-I: Nosotros. Tú y yo, y todo lo que hemos esperado.
Irene le propone marcharse de Nueva York e ir a San Francisco.
Max se niega a quitar Nueva York.
¿Qué pasa por esta brillante cerebro italiano? ¿El crimen? contesta Irene
Max la pega: eres igual que tu padre… Irene tiene la sangre fría.

Profundidad de campo para ver a Irene tirar al suelo el abrigo que Max le había ayudado a poner: la señal que quiere entrar en una relación más… profunda.


Max entra en la casa familiar (su madre se marchó a vivir en otro barrio), mira el retrato del padre.Se oye la voz de un tenor cantando una opera italiana. Mankiewicz realiza el flashback desde una relación al tiempo y al espacio: la cámara sube las escaleras como paso del tiempo hasta que, llegando al dormitorio de Monetti, la voz del tenor se transforma en la de Edward G.Robinson: en su bañera Gino Monetti ordena a Joe rascarle la espalda.
*****
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¿Qué sería el presente de estos personajes sin este pasado?, pregunta Mankiewicz.
En una entrevista a Michel Ciment, el director dice: « No estaría aquí sin tu pasado, el hecho de que estás aquí implica un devenir…», y, a partir de Eva al desnudo, explica como a cerrarse el flashback, « en este instante, el pasado y el futuro forman el presente». Si en Eva…  las historias de cada uno de unos cuantos personajes se agrupan para proyectar una luz distinta «sobre una joven actriz, transformándola en una furcia que ha mentido», aquí la historia que cuenta Mankiewicz transforma cada uno de los personajes que vimos antes del flashback y en cada uno se desvela una parte de sombra. Por supuesto, el demiurgo de tal reconversión es el difunto patriarca Gino Monetti… y su compañera, la mama siciliana que tan bien prepara los espaguetis. 

Max aparece al principio como un personaje que ha cometido un acto  reprensible con respecto a su familia y sus hermanos no saben como deshacerse de él. Le desborda el odio y el deseo de venganza. Irene, la (rica) mujer que le quiere pero que no soporta su violencia, le propone olvidarlo todo e irse los dos a California, él responde con una bofetada…
La vuelta al presente después de que la cámara de Mankiewicz nos haya contado lo que pasó, tiene ahora otro enfoque. Irene aparece como caprichosa y calculadora: su miedo a la soledad y el envejecimiento, la necesidad de un consejo para administrar sus bienes…  le han conducido a esperar a Max el tiempo suficiente para que caiga, maduro, en su cesta navideña.

Irene va marcando puntos:¡ Max ha vuelto!

Los otros tres hermanos Monetti, bajo el mando del mayor, Joe, son unos colonizados emancipados. Nada más que unos arribistas al principio, siguen siendo unos seres humillados y cobardes; han visto la humillación cambiar de campo y el dominador caer del pedestal que  se había forjado con la autoridad, la ambición, la rusa y la mentira. Sin embargo, la historia sigue: la vuelta de Max pone en evidencia los miedos, de los tres hermanos, una incapacidad para incorporarse en el papel de los dominadores banqueros para el limitado Pietro, la apatía calculada de Tony que siempre se queda en la sombra para recoger los restos de sus hermanos, la borrachera de poder para Joe, frustrado e humillado bajo la batuta del padre y que, ahora,  iría hasta el crimen fratricida para conservar sus privilegios.
La joven María que quería tanto a Max, se ha casado finalmente con Tony y la mama siciliana, Theresa Monetti, no sólo sabía cocinar unos buenos espaguetis: detrás del velo de sometimiento a su marido Gino y de las lagrimas y los lamentos sobre  el destino de sus hijos devorados por el odio, ha utilizado la política del avestruz: la cámara de Mankiewicz no se pierde los momentos en los que se tapa la cara con la mano o da la espalda al ataúd del marino y a sus hijos después de echar a Max que ensució el nombre de Monetti. La mama ha dado a sus tres otros hijos el dinero que le había confiado Gino para proteger a la familia de un embargo,  cuando se encontró enfrentado a la justicia. Tomó ella la decisión de la caída del patriarca y se retiró en otro barrio, abandonó la casa familiar a cambio de una renta del banco Monetti en manos de sus tres hijos. 

La mama Teresa Monetti

¿Y Max? Lo que nos cuenta la cámara no le transforma en hombre honrado que ha puesto la defensa de su padre y del honor familiar por encima de su libertad. Si va a pasar siete años en la cárcel es por haber intentando sobornar una testigo en el juicio de su padre que él defiende. No hay que olvidar tampoco que intentó pasar la patata caliente a Joe para no comprometerse ya que él, como abogado, no podía contactar a los testigos. Joe se niego, claro: El viejo se ha metido sólo en ese lío, que se las arregla sólo dice Joe a Max.
Defender a su padre en el juicio ¿era ayudar al padre a no perder dinero o… sacar beneficio de este éxito como abogado? Sobrecargado del odio que le ha inoculado su padre durante los años de cárcel, provoca a sus hermanos… Pero ¿Cree realmente Max al honor del padre y de la familia que hay que defender? Mäs bien, como Gino Monetti, tiene una tan alta autoestima por ser un “self-made-man”, un hombre libre e independiente que se ha hecho por sus propios méritos,  bien integrado como exiliado italiano en el país de las libertades…  y  además, tener una amante anglosajona… al punto de considerar a sus hermanos como residuos del pasado que intentan imitar a los estadounidenses. Cuando acepta la proposición de Irene de marcharse de Nueva York, después de ver que el odio fluye por todas partes, ¡no parece tan claro que la translación a California pueda relajar su ambición y su machismo!
El flashback se sitúa así entre dos miradas de Max al retrato de su padre. La vuelta al presente nos enseña a Max intentando liberarse del lazo poderoso que le une a Gino Monetti: le habla, dándole todas las posibilidades para vengarle… Quieres seguir mandando Yo tengo a Irene, he perdido siete años no te daré nada más. Quiero vivir papa… Ni en California podrá salir de este combate interior.

El espacio como centro dramático

Gino Monetti tiene problemas

« Me parece que el medio ambiente es esencial; cuando es real, se vuelve el centro dramático. Creo que eso puede ser un soporte para el tema, cual que sea;  genera mi tema del tiempo…» dice Mankiewicz en la entrevista a Michel Ciment. Por supuesto, el centro dramático en House of Strangers está formando por la reunión de dos espacios totalmente investidos por un personaje: Gino Monetti.
Yo soy el banco dirá a Joe. Lleva  el negocio con paternalismo: presta dinero sin interés a una, con interés elevado a otro… le besan la mano, le insultan…  Max es el preferido porque se ha hecho sólo, es abogado e independiente del banco… Joe pide ayuda a Max para que intervenga para que el padre le aumente el sueldo. Gino contestará que tiene que esperar que se muera… Aparte Max, los demás en la familia son sus domésticos.
¿Por qué siempre escribir sobre el fango de la humanidad y encontrar en eso nuestro interés como cineastas? Se pregunta Mankiewicz… Pienso que hay personas dotadas, inteligentes que tienen unos problemas que merecen la dramatización… El protagonista de Five Fingers [Operación Cicerón] sabe lo que quiere: ha sido grumete en un barco, ha visto un hombre con esmoquin blanco y ha querido ser este hombre. La única manera para conseguirlo era ser espía… y se volvió rico… hasta el final se quedó fiel a el mismo.  En House of Strangers, el director tiene en la familia Monetti unas muestras de caracterizaciones que merecen esta dramatización que tanto le conviene, empezando por Gino y Joe.


La cena familiar, con en fondo sonoro el Barbero de Sevilla y sobre la mesa los espaguetis es el clímax de esta dramatización en el segundo espacio esencial: la casa de la familia Monetti.  María, la preferida de Gino, novia de Max ha sido invitada con su madre Helena. Pero Max deja la comida para visitar a Irene que le ha llamado. Helena quiere que María rompa el compromiso con Max porque tiene relación con su “cliente” Irene, y, como Teresa Manotti, tiene la nostalgia de los tiempos antiguos en Palermo.
En mi tiempo no era así, mi marido era feliz-
Tu marido era feliz porque se moría, contesta Gino Eso es el nuevo mundo ¿Por qué?...  Porque todo es nuevo…

Cuando arrestan a Max y que el juicio de Gino concluye con una privación de sus derechos sobre el banco, los hermanos se quedan con el negocio para proteger los activos: Tendrás 40 dólares a la semana, vamos a limpiar el nombre de Monetti dice Joe.

-Esta casa está llena de extraños, confía Gino a su mujer.
-En Palermo, la peluquería… nos queríamos… ahora sólo tenemos odio contesta la mama.

Así es Gino, tiene siempre la última palabra. La tautología o el dictamen son sus  principales formas de expresión. Cuando el otro no se confunde contigo, no corresponde a tu forma, es un extraño, aunque se trate de tu propio hijo. La xenofobia ha entrado en la casa familiar. En realidad las que responden mejor a la necesidad de orden y estabilidad de la burguesía que tanto los Monetti como Irene Bennett representan, a pesar de las diferencias de cultura. En este punto de la comparación, conviene notar la precisión con la  que Mankiewicz trata los decorados: ofrece como contrapunto a la casa de la burguesía asentada italiana con una ambientación de los años 1920-30, el lujoso piso con vista sobre Manhattan de Irene en el barrio de los WASP, anglosajones blancos protestantes, verdadero pastiche hollywoodiano que corresponde a la estrella fría y sofisticada Suzan Hayward  que embruja a Max pero no parece haber inspirado a Mankiewicz más acostumbrado a la inteligencia en la actuación de Gene Tierney con quien ha trabajado anteriormente dos veces. El director reconoce su interés para los papeles femeninos con actrices más intelectuales que emocionales Lo demostrará con Bette Davis, Liz Taylor, Katherine Hepburn… pero no encontramos ninguna de estas calidades en Irene Bennett. ¿Podría ser que el realizador hubiera respectado los gustos de Max Monetti? Sin embargo, tendrá que dirigirla de nuevo 18 años más tarde en The Honey Pot (Mujeres en Venecia).
Notamos también, hablando de decorados, la calidad de los exteriores elegidos (mercado, calles, ambientación frente al banco…), los pequeños bares y restaurantes italianos… Pero ¿cómo Max se permite mentirnos así cuando toca el piano? Eso no representa a alguien que sabe tocar. ¿Qué le pasó a Mankiewicz para dejar pasar un detalle tan opuesto a su legendario perfeccionismo?


La fobia frente a los extraños toma pronto el aspecto del odio. Hay que levantar barreras, fronteras en la casa de los extranjeros: cuando Gino visita a Max a la cárcel, le dice que fue Joe que le delató a Max a la policía: es María que lo ha contado…  Pide a Max que le venga cuando sale de la cárcel. Max lo promete. Gino que no para de escribir a Max a la cárcel, contándole lo que hacen sus hermanos con él… su odio que quiere transmitir a Max.  ¿Qué legado vas a dejar al mundo? ¿Cuatro hombres llenos de odio? Deje a Max en paz, dale una oportunidadusted debería estar en la cárcel… dice Irene a Gino. ¿Irene?  Aunque en algunos momentos,  cada personaje comprende lo que puede sacar de una bifurcación del circuito en que se encuentra, el espectador puede descubrir unas bifurcaciones por flashback a posterior… pero Irene es probablemente la que ha  podido presentir o captar en el momento todas las que conciernen el devenir de Max (en relación al suyo, por supuesto). Sabrá utilizarlas cuando necesario (¿para bien o para mal?)….


Los cachorros


 En la lucha final entre hermanos, la sombra del padre sigue mandando e inyectando más odio. Si Pietro se niega a matar a Max es un tonto: Tonto, tonto le dice Joe.
Si matas a Joe,  lo hace por papa… dirá Max a Pietro…
Esta secuencia final confirma la intención del director sobre la utilización de lo que llama “su tema: el tiempo”. En la casa familiar, localización del centro dramático, los cuatro hermanos van a vomitar el odio, fruto del poder de la transmisión, del liderazgo autoritario, de la  transcendencia inoculada en el genoma humano. Después de pegar a Max, Tony carga con su cuerpo; le precede Joe, le sigue Tony. El orden se establece espontáneamente. Suben la escalera,  la cámara les acompaña y repite así el trayecto que hizó al principio del flashback, al mismo ritmo. Mankiewicz realiza entonces el simulacro de un nuevo flashback: los cachorros vuelven en la planta de la casa de los dormitorios y los baños,  donde se criaron, jugaron y se pelearon,  para un último juego macabro. Agotadas las últimas gotas de odio, los cuerpos anudados, exhaustos y vaciados,  oyen el último grito desvanecerse antes de separarse. Max baja la escalera y vuelve al presente de su devenir.
   
Las apariencias, falsas, engañosas del presente son las herramientas para tapar las heridas que nunca pararan de sangrar. Mankiewicz lo señala en su entrevista como un rasgo de nuestra época. Así responde a si mismo  sobre el interés que tiene, como artista y realizador de películas, por “el fango de la humanidad”.
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