24.4.15

"Night and the City"-Jules Dassin






Noche en la ciudad 1950

Director: Jules  Dassin  

Guión:  Jo Elsinger-Gerald Kersh

Música: Franz Waxman (Benjamin Franker enUK)

Fotografía:  Mutz Greenbaum (firma Max Greene)

Montaje:  Nick de Mggio, Sidney Stone

Dirección artística: C.P.Norman

Producción: Samuel G.Engel, Darryl F.Zanuck-Fox
Ver Filmografías en Inicio

Actores:





Richard Widmark es Harry Fabian

Gene Tierney es Mary (canta doblada por Maudie Edwards)

Googie Withers es Helen Nosseross



Londres, final de la década de 1940. ¿Por qué Londres? No hay más remedio para la 20 th Century Fox si quiere rentabilizar sus inversiones: alejar a Jules Dassin de Hollywood, de donde emanan unos olores a alcantarilla que pueden asfixiar al director, sobre todo las flatulencias pestilentes de su colega y correligionario Edward Dmytryk que no aguantaba más las cárceles del macartismo.
 Dassin transforma el  alejamiento en exilio, involuntario pero ¡tan creativo! Night and the City en Londres seguido por Du rififi chez les hommes en Paris: dos obras maestras, coreografías en negro y blanco que renuevan el cine negro.

Si Night and the City es uno de los monumentos del  género, lo debe probablemente a la situación del director: una impresionante vitalidad en el momento de la más profunda desesperación. Eso también le pasa al protagonista de la película. Un delincuente de poca monta que tiene bastantes recursos y una obsesiva ambición va a enfrentarse al medio londinense del deporte y del negocio cuando decide organizar por su cuenta unos combates de lucha libre.


Harry Fabian, el típico “gancho” al servicio de un pequeño club bastante miserable, el “London Silver Fox”  añade a sus limitadas ganancias unos pequeños chanchullos que improvisa cada día. Phil Noserossse, dueño del club, se ríe de las fabulaciones de Fabian : ¡el señor Fabian está sufriendo un ataque de imaginación muy agudo!... cuídate mucho, hijito! Mientras, Helen, mujer de Phil,  le da dinero para ir a “pescar” unos clientes para el club. Se oye en fondo sonoro la música: Ddon’t fence be in Fabian se siente provocado y quiere demostrar que es capaz de ganar más que ellos. Consigue unos fondos para organizar un combate de lucha greco-romana entre dos grandes del deporte. Su iniciativa le crea dos enemigos: Phil –que, además, ve cómo su mujer Helen está dispuesta a financiar a Fabian –y el poderoso hombre de negocios, Kristo –que ve cómo su padre Gregorius, el famoso luchador retirado, apoya el proyecto de Fabian. Mary, cantante en el club y compañera de Fabian, intuye el peligro que puede correr éste, pero no consigue refrenar su ímpetu.  

Francis L. Sullivan / Phil Nosseross y Herbert Lom / Kristo
Phil a Kristo: yo le voy entregar a Fabian y le aseguro que su padre se dará cuenta que no es un hombre decente.


Mary: “no puedes correr así siempre, agobiado, toda la noche… ¿Cuánto quieres?”... y va a pedir dinero a Adam, un vecino que está preparando unos espaguetis



Adam (Hugh Marlowe) define a Harry Fabian como “Un artista sin Arte"


De todas maneras, si Helen ahorra dinero, es para montar su propio negocio y separarse de Phil. Su préstamo a Fabian responde a sus intereses: necesita una licencia para un local y él tiene las relaciones adecuadas. En cuanto a Gregorius, su postura responde a la fuerte ira que le provoca la infame decisión de su hijo Kristo: tiene el indigno propósito de monopolizar en Londres este arte que es la lucha greco-romana para comercializarlo y transformarlo en un circo, dice Gregorius.

Stanislaus Zbyszko / Gregorius y su hijo Herbert Lom / KristoGregorius a Kristo: ¿Era para ver a eso que me trajiste desde Atenas? ¿Para este circo? ¿En eso has convertido tú la lucha?


 “The Night in the City... The Night is Tonight…The City is London…” , dice la voz en off en los títulos de crédito sobre un fondo de vistas de Londres en la niebla. A lo largo de esta noche en la ciudad, el preciso y deslumbrante engranaje puesto en marcha por Fabian se encasquilla con todos estos granos de arena hechos de envidias, traiciones y mala suerte. Y, a la mañana siguiente,  ¿qué puede el amor de Mary frente a la mala pata de un adulto tan inmaduro en busca de reconocimiento?


De la primera a la última secuencia, toda la película descansa en la interpretación de Richard Widmark. Descubierto en Kiss of Death (Hathaway-1947), ya muy comprometido en asuntos de boxeo en The street with no name (William Keighley-1948), lo vimos también sacar su mala leche con Ida Lupino en Roadhouse (Negulesco-1948). Los caprichos de la industria cinematográfica hacen que el mismo año en que rueda en Londres con Jules Dassin,  el exiliado por culpa del macartismo, trabaja en Hollywood, en Panic on the streets con Elia Kazan, otro de los chivatos en la “Comisión sobre actividades antiamericanas”.  En Night and the City, como en las películas citadas anteriormente, Widmark saca su registro más expresivo que nace de una tensión a flor de piel. Si casi todos los temas y los códigos visuales que componen el universo del género negro están aquí representados, el personaje de Fabian, característico del film noir, se impone con originalidad: el hombre cualquiera que, a pesar de tener buenos sentimientos, a veces con un toque de romanticismo, está en busca de reconocimiento social y se deja llevar  por unos irresistibles impulsos para realizar sus ambiciones pueriles.

Mary: Trabajas más duro que diez hombres juntos… en las cosas equivocadas, siempre en las cosas equivocadas.


Este antihéroe no es un criminal, ni siquiera un gánster. Los ladrones de verdad se esconden bajo una máscara de respetabilidad. Harry es más bien un personaje diabólicamente astuto, mentiroso, un ladrón astuto pero eminentemente simpático y carente de malicia. Persigue sólo el reconocimiento: conoce un momento de felicidad cuando le entregan una placa con su nombre y su título de director): "Estoy empezando a ser alguien".


Sus cualidades no bastan para impedir el paso a la arrolladora e implacable fatalidad de los eventos. La presencia de Mary no consigue dar un respiro, ni un sólo momento de descanso a la carrera hacia la muerte de Fabian; presencia que sabrá disfrutar mejor Mark Dixon en su encuentro con la misma Gene Tierney este mismo año de 1950 por voluntad de Preminger: por supuesto, los dos grandes personajes del cine negro no tienen las mismas neurosis. En cuanto a Gen Tierney, aquí como en Wherethe sidewalk ends, aporta,  con la discreción, la ternura y la belleza de sus sentimientos, el contrapunto imprescindible frente a estos hombres que sólo enseñan su cara oscura, lanzados en una absurda lucha sin perdón que podría asfixiar  al espectador con tanta inhumanidad… Como siempre, la Bella y la Bestia. La actriz ha sido muy valiente: actúa el mismo año como ángel de la guardia de dos hombres que no controlan sus impulsos y no saben amar… En Night in the City, le ayudan unos cuantos personajes que saben también reconocer en Fabian la parte afectuosa:  Adam, enamorado de Mary y siempre dispuesto a ayudar, y otros que le rodean cotidianamente, muy entrañables como siempre en las películas de Dassin para quien la afectividad se impone sobre los demás sentimientos (pensamos sobre todo en su anterior película: Thieves’Highway)

Sorprendente encuadre de Fabian y Phil


Tanto la calidad del guión como el ritmo impuesto por Dassin dan una representación embrujada y suntuosa de la máquina infernal que muele lentamente los deseos de Fabian y Mary. Pero también los de Nosseross: si éste puede alegrarse de la destrucción progresiva de Fabian, a la que ha contribuido plenamente, olvida que esta mecánica está dotada de una vida propia que se volverá en contra de su creador.
Jules Dassin le va ofrecernos una representación memorable de la lucha greco-romana ya que ésta es el centro de la trama,  Después de Fabian y Mary, de la pareja Phil y Helen sin escrúpulos y con los más negros sentimientos, tenemos a la pareja Kristo-Gregorius, hijo y padre. Éste último es, con Mary , el personaje que aporta una pizca de honradez y transparencia a este mundillo tan oscuro. Gregorius representa la vieja generación del código del honor y el arte noble de la lucha greco-romana. Se opone a la lucha libre tan de moda en Londres, este espectáculo comercial del catch que su hijo Kristo, hombre de negocio mafioso, inquietante y enigmático, ha decidido monopolizar. Stanislas Zbysko interpreta a Gregorius: tiene unos setenta años en estas fechas, campeón de lucha cuando Dassin tenía cinco años. Olvidado por los fans del deporte, el director tiene dificultades en encontrarlo.  Está claro que corresponde exactamente al personaje de Gregorius.  La secuencia de la pelea con “el estrangulador” (Mike Mazurki), que se transforma en seguida en combate, es memorable. De una violencia brutal, está filmada con la cámara casi pegada a los cuerpos de estos dos toros sudando en el esfuerzo, alentados por los gritos excitados de Nicholas (Ken Richmond), el luchador herido por Gregorius: el abrazo del oso, Gregorius dice Nicholas… Ya le tienes, ya le tienes… Una secuencia que, por sí sola, es la muestra del talento de Dassin. Podemos presumir del estado de rabia y excitación de Dassin para rodarla así: ¡por lo menos, el macartismo habrá servido de algo!

“El abrazo del oso”


Entre los demás temas propios del género, la película tiene como tela de fondo la crítica de una sociedad –aquí la de unos barrios de Londres por las circunstancias descritas anteriormente. El rodaje en exteriores es un ejercicio que Jules Dassin conoce bien, mejor que muchos otros después de la famosa apuesta en Nueva York de Naked City y a pesar de su frustración por no hacer todo lo que quería, ¡como siempre pasa con los productores! Pero también Thieves’Highway (Mercado de ladrones) rodada en San Francisco antes de abandonar los EEUU le ha preparado para montar el decorado de su coreografía que repite con Paris y sus suburbios cinco años más tarde en Du rififi pour les hommes.
Con una descripción tan realista de los lugares de la acción, Dassin da un toque poco habitual todavía en el género. Todavía más que en las dos películas citadas que realizó en los Estados Unidos, el rodaje en las calles de Londres permite descubrir la ciudad bajo un aspecto muy distinto al que conocemos hasta la fecha con otras películas –pienso aquí en Sabotage de Htichcock, por ejemplo. Nos movemos en la tela de araña de unos callejones inquietantes, en sucios patios interiores, miserables y pequeños apartamentos..., acompañados por una extraña fauna de mendigos, músicos y vendedores, pequeños delincuentes, traficantes y ladrones. Pasamos por los muelles del Támesis al amanecer, el barrio popular de West End de noche y, unos cortos momentos en plena luz del día, cruzamos deprisa Trafalgar Square….


Los personajes se mueven por la noche en una ciudad que, para la mayoría de ellos, se transforma gradualmente en una trampa inextricable. Cuanto más avanzamos en la historia, más irreal, onírica,  se convierte la atmósfera creada por Dassin: las tomas de fábricas en las que Harry se refugia, su cara saliendo de la oscuridad, subiendo una escalera como perdido en un agujero negro… o enmarcado en diagonal, parecen sacadas de una pesadilla. Corre Harry, corre... sin embargo, se toma el tiempo de dejar de correr para salvar delicadamente una flor caída sobre el asfalto y fijarla en el ojal de su chaqueta.  
Blogs de memento
individuo y sociedad                  cine negro         Más de memento