30.9.14

"Private Hell 36"-Don Siegel



Private Hell 36  -1954

Director: Don Siegel    

Guión:  Collier Yount, Ida Lupino  

Música:  Leith Stevens   

Fotografía:  Burnett Guffey   

Montaje:  Stanford Tischler  

Producción:  Robert Eggenweller, Collier Young e Ida Lupino (Filmakers)


Actores (ver Filmografías en el Blog):





 Ida Lupino / Lilli   con Steve Cochran / CalHoward Duff / JackDean Jagger /  inspector Michaels


   Todo empieza cuando Cal, de vuelta a casa de noche, sospecha de un robo en una tienda: empiezan los títulos de crédito con una buena orquestación  jazz de Leith Stevens que acaba de puntuar la aparición de un cadáver en la pantalla.  The FILMAKERS present: la pelea es espectacular. Cal  sabe  lo que quiere, irá hasta el final para Lilli… hasta que caiga en la trampa del inspector Michaels. Tres años después de Joe Peters (Charles McGraw en RoadblockLa emboscada – Harold Daniels-1951), Cal Bruner (Steve Cochran, con el mismo carisma) retoma el papel del hombre-femme fatal cegado por el deseo de posesión material agudizado por la atracción sexual de una mujer. Puede ser que Ida Lupino se quedó abducida por su actuación al lado de Joan Crawford en The damned don’t cry de Vincent Sherman que acabamos de tratar en este blog.

La película tiene dos partes:
-Las dos parejas:


…afectividad, sensualidad, por momentos ardiente entre Lilli y Cal,

Dorothy Malone (Francy ) con Howard Duff


relación clásica de matrimonio entre Francy y Jack.


Añadimos la pareja Jack-Cal, inseparables amigos metidos hasta el cuello en sus actividades de “policías al servicio de los ciudadanos”. Los diálogos y las interpretaciones se traducen en un realismo a flor de piel que potencia la actuación de Ida Lupino: ¡claro, ella ha escrito la partitura! Cal es particularmente afectuoso, impulsivo: se enamora locamente, enseguida. Lili está harta de esperar algo de amor y seguridad por parte de los hombres. Se muestra prudente pero acepta la relación sexual. El contraste con la pareja Francy-Jack deja a ésta en la banalidad de la cotidianidad mediocre de los funcionarios de policía con la mujer esperando en casa con angustia, el bebé llorando y los finales de mes difíciles. 

-¿El infierno?:


  Lo vive Jack, reflexivo pero cobarde. Está invadido muy pronto por el miedo, el rechazo a las mentiras y el doble juego,  los problemas de consciencia que el discurso provocador de Cal ha despertado en él. Bebe cada vez más.  Cal se ha lanzado, su reflexión ha sido mínima: sólo planear el golpe y ahora ir a por todas. El infierno para Cal son los demás: Jack y sobre todo Lili,  porque piensa que lo puede todo, que tiene razón; la posibilidad de un futuro en el lujo lo vuelve ciego. Lili lo pone a prueba en una secuencia de una violencia desbordante de afecto y deseo. Se añade por supuesto la investigación y la búsqueda de un criminal que Lilli puede reconocer. A pesar de cantar de noche en un club, Lilli acepta ayudar a la policía de día. Está agotada, pero Cal la mima bien.

Entre estas dos partes: el evento.


  Jack y Cal van a trabajar para el Tesoro como los famosos T-men que filmó Anthony Mann: estos funcionarios del Estado que persiguen a los falsificadores de moneda. La policía sigue la pista que arrancó en Nueva York y conduce ahora a Los Ángeles donde Jack y Cal trabajan. Después de una persecución del presunto criminal y falsificador de billetes,  identificado por Lilli, se presenta el evento.
El acontecimiento que despierta un deseo escondido en la sombra para estos dos empleados de la seguridad del Estado que “no saben hacer otra cosa… que han sido formado para eso…”, y que, como todos los policías del cine negro se quejan de sus miserables sueldos: un futuro mejor, vivir lo que otros que persiguen y, a veces, arrestan, han podido tener un tiempo, tener en la mano todo este dinero que, a veces, confiscan y mandan al Tesoro del Estado. La persecución acaba en un barranco: el presunto criminal muerto, una maleta abierta y los billetes volando… El dinero extraído de la maleta del criminal  lo guarda Cal (que lo ha previsto todo) en la caravana 36. Empieza el infierno para Jack ¿Qué harán Cal y Jack?

Ida Lupino produce y escribe el guión con Collier Young, su ex-marido. Se ha casado hace poco con Howard Duff que tiene el papel de Jack; tienen una hija, Bridget Duff,  que, en la película es el bebé de Frency y Jack.  ¡Trabajo en familia! El papel de Ida Lupino destaca con su interpretación de Lili, aunque el reparto es bastante coral entre las dos parejas: Lili y Cal, Frency y Jack. Una buena apuesta es la elección de Don Siegel que maneja tan bien los ambientes que rodean a los  inspectores de policía y a los corruptos. El inspector Harry ya no está muy lejos.
El guión de Ida está hecho a medida como en esta secuencia en la que le gusta situarse con respecto a la ciudadanía:
Cuando el inspector Michaels le propone ayudar, como testigo, a identificar al criminal falsificador que opera en el hipódromo de Hollywood:
Ida /Lilli: “De día, no sirvo. Me duelen los ojos. Trabajo de noche, ¿sabe?” Y  añade con el gesto de irse: “Creo que me vuelvo a la cama”… “y ahórrese el sermón de la buena ciudadana”. Acabará aceptando, después de cantar de noche en el club de Hausner,  pasar el día en el hipódromo hasta identificar al criminal, mientras su aventura con Cal se vuelve más tórrida.
Cuando Lilli comprende que Cal ha hecho algo sospechoso y acepta huir con él: “¿Desde cuando un poli reparte dinero?... ¿Cuándo murió tu tío rico?... Debiste hacerle un gran favor… Hay polis listos que hacen favores alguna vez… No les culpo… Se arriesgan mucho por los contribuyentes... Siempre he querido ir a México, me chifla la cocina picante”.
Y ¿quién mejor que Ida para narrar y representar este mundo de hombres? Particularmente a la pareja de policías que forman Cal y Jack. A verles, olemos la crema de afeitar y las lociones. Son de los que se tumban en la cama vestidos con corbata y zapatos, de los a quienes les gusta que  los niños hispanos les saludan como héroes. Sus amistades viriles les permiten superar los malos chistes de colegas envidiosos cuando les tratan de “novios” (Your Boy dicen a Cal, hablando de Jack)… Al final, un buen cine negro, una pareja Lupino-Cochran entrañable, la excelente fotografía de Burnett Guffey y el descubrimiento de Don Siegel: después de trabajar como director de montaje y asistente a la realización, rueda su primera película y su entrada en el cine negro con  The verdict (1946) con la pareja Peter Lorre-Sydney Greenstreet. Su carrera está particularmente marcada por el remake de la película de Siodmak,  The killers (Código del hampa-1964) en la que Ronald Reagan tiene su último papel de su carrera cinematográfica, y sobre todo por su encuentro con Clint Eastwood y el inspector Harry.
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