22.9.14

"His kind of woman"-John Farrow



Fronteras del crimen (Las) 1951

Director: John  Farrow   

Guión:  Frank Fenton-Jack leonard / Gerald Drayson Adams (relato: Star Sapphie)  

Música: Leigh Harline  

Fotografía:  Harry J.Wild  

Montaje:  Frederic Knudtson-Eda Warren  

Director artístico:  A.D'Agostino  

Productor:  Howard Hugues-Robert Sparks RKO

Actores:  



Jane Russell (Lenore Brent) y  Robert Mitchum (Dan Milner)



 
Mitchum con Charles McGraw (Thompson y Narrador) y John Mylong (Martin Krafft)

 
Mitchum con Raymond Burr (Nick Ferraro)




Leonor Brent nos ha avisado: ¿qué te ha parecido la película?,  le pregunta el actor Mark Cardigan. Bien, pero es demasiado larga, ¡una hora y media! Así que con sus dos horas, His kind of woman le parecería eterna.
Howard Hugues ha comprado la RKO, poca cosa al lado de sus grandes empresas, en particular en la aviación, pero eso le permite dar trabajo (o sea: la fama hollywoodiana y la cosecha de más beneficios)  a algunas de sus amantes (¿?) que tenían más recursos físicos que talento artístico. Aquí, como acababa de pasar con la joven desafortunada Faith Domergue en Where danger lives rodado el año anterior, quiere más y más de Jane Russell y, de paso,  hacer de Mitchum una muñeca de trapos. “un lobo solitario, sin familia, que toda su vida ha sido discreto” dirá el enviado del FBI. Hugues por supuesto lo consigue.. Pero necesitará de la ayuda del actor: Mitchum, prudente, acepta todas las torturas y las humillaciones con la impasibilidad que le caracteriza. ¡No se puede jugar con un contrato en la RKO! El problema lo tiene el director, John Farrow: aunque no tiene a Nicholas Musaraca a su lado, la fotografía del gran profesional Harry Wild, un guión clásico pero correcto que el mismo guionista ha supervisado le permiten sacar adelante una obra que gusta al jefe… pero él no puede reprimir su manía de director frustrado (ha hecho dos películas: Outlaw con la citada Jane Russell y Hell's Angels y decide entrometerse.

Vincent Price (Mark Cardigan) decide ayudar a Mitchum


 Hugues encuentra demasiado corta la secuencia final –que  pone a Mitchum en el aprieto ya citado – y convoca a su reciente adquisición, Richard Fleisher, en vez de tratar con Farrow. Tenemos aquí el primer síntoma: retomar la obra de otro, introducir nuevos elementos o probar con otro director. Lo hará también con Macao (de von Sternberg a Nicholas Ray), con The racket (Cromwell, Mel Ferrer). ¿Fleischer? ¿Por qué no? Ese acaba de realizar Narrow Margin,  que le abre de par en par la puerta del género. Acostumbrado a trabajar con pocos medios, Fleischer es el realizador ideal para retocar este final y acepta lanzarse a la operación. Nadie en el equipo ha contado con las excentricidades del gran jefe, sus contradicciones, sus brotes de maniaco-depresivo. Martin Scorcese era todavía muy pequeño para avisarlos. Howard Hugues encuentra que el papel de Nick Ferraro, confiado a Robert Wilke, no está interpretado de manera lo bastante violenta: porque lo que le gusta al jefe es más sexo-glamour y más violencia en el género.  Se convoca a Raymond Burr: no hay por qué quejarse cuando lo sumamos a Charles McGraw, Tim Holt, Vincent Price, el fiel Philip Van Zandt (que Farrow ha dirigido tantas veces) y por supuesto Mitchum. Eso promete un buen  cine negro. Sin embargo, Hugues se vuelve cada día más imprevisible y confuso en sus intervenciones: volver a rodar unas escenas sin que estos cambios aporten algo más a la veracidad de la acción o a la calidad de la ambientación. Sin olvidar a la señorita Jane Russell que tiene que cantar de vez en cuando e intentar enfocar mucho más la cámara sobre sus escotes o su bañador. La actriz rueda también para el cine negro: The Las Vegas Story (Robert Stevenson-1952), Macao (Joseph von Sternberg-Nicholas Ray-1952). Ver Filmografías de algunos de los actores en el Blog.


Sin embargo, todo había empezado como un buen cine negro: se habla de un hombre que tiene que medir 1,85 m, pesar 1,80 kg y tener 35 años: nada más y nada menos. Nick Ferraro desde Nápoles, su ciudad natal donde ha vuelto desde que  las autoridades EEUU le habían expulsado por sus malversaciones demasiado vistosas, quiere volver al lugar de todos los crímenes, entre Chicago, Nueva York o California, y necesita utilizar a un hombre como ese, su doble. O sea, Mitchum.. Ya veremos por qué. A  Dan le montan una trampa en su apartamento con el pretexto que debe dinero… le pegan. Todo eso organizado por un tal Corley, uno de los esbirros de Ferraro en California.

Paul Frees (Corley) y Mitchum


Corley invita a Dan a su mansión y le presenta a Arnold,  que le hace una oferta: 50 de los grandes para irse a Méjico un año o más. Tendrá instrucciones. La situación de Dan con sus deudas, una temporada en la cárcel (por haber caído, parece ser,  en otra trampa) es lo bastante difícil como para rechazar la oferta. Todo eso lo ha montado Corley para Ferraro pero a Dan le gusta la historia porque hay algo raro en todo eso y lo va a investigar a su manera. Ha dado un traspié, como dice Corley: ese le ha metido en un lío pero o Dan parece saberlo (o es que es muy  naif).
En Nogales-Méjico, en un bar,  con chile y frijoles. Ella está cantando “San Berdoo”, y  después en el avión, dirección Morro’s Lodge (Baja California-Méjico), se reúnen de nuevo Ella y El. Leonore dice que va a encontrarse ahí con su amante,  Mark Cardigan, actor de cine (Vincent Price en un papel que lo transforma todo en pastiche, lo que el actor disfruta particularmente).
En Morro Lodge: John Farrow (o puede que sea Fleischer) nos pasea con un largo traveling por esta residencia de lujo con sus salones, salas de juego y bungalows frente al mar. Dan da la vuelta a todo este mundillo, manos en los bolsillos preguntándose: ¿qué hago aquí, qué me espera? Se cuenta que pronunció estas frases en el plató antes de romperlo todo, harto de los  caprichos del jefe.

¿Se acaba el cine negro? No del todo, lo podemos adivinar por momentos en lo que sigue. Pero, a partir de ahora, vale la pena esperar la sobremesa,  un día de lluvia, medio tumbados delante de la mesa camilla para ver lo que queda como un divertido film de piratas, una pequeña comedia sobre problemas de amoríos en la que pasean algunos malos… Pero, al final, si nos dejamos llevar por el buen humor de algunos, la mala leche de otros, conseguimos pasar estas dos horas infinitas sin tantas dificultades y nos ganamos un número entre Mitchum y Raymond Burr con una pizca de Vincent Price memorables. 
 Lenore y Dan (Russell y Mitchum) se dicen cosas bonitas, con mucho humor,  toman el sol acompañados por Gershwin, la gente baila con la música de St Louis Blues transformado en rumba, el cisne de Camille Saint-Saens no para de morir cuando aparece la querida del jefe –El barroco Howard Hugues tiene todavía más manías de las que pensamos: sus mujercitas están siempre acompañadas por los adagios más famosos, de Tchaikovski a… Mahler que probó con Faith Domergue en Where danger lives. Los estudios están llenos de plantas sintéticas y Mark Cardigan lucha contra los piratas con su espada-Winchester para salvar a Dan Milner: lo hace sólo por el principio. Porque “los mortales son insoportables”.
La señorita Russell canta “Five Little Miles from San Berdoo” y los mejicanos le dicen por cortesía que habla bien el español.

¿Qué he venido a hacer aquí?: Dan, después de está pregunta existencial, se encuentra, para empezar,  con Morro (Philip van Zandt), el dueño del lugar, probable tapadera para Nick Ferraro, mirando a Leonore:
-Morro: es bonita además de interesante
-Dan: es bonita y eso es lo interesante.

Mitchum con Philip Van Zandt (Jose Morro)



Dan va a conocer a Crafft, el escritor que siempre  juega solo al ajedrez (quizás odie perder, dice Dan); y a Winton, hombre de negocios de la jet set. Se da cuenta en seguida de que el tal  Winton quiere ayudar a su manera a una pareja en luna de miel: se lo ha arreglado para que el joven marido pierda al juego y él está dispuesto a prestarle dinero… a cambio de… La joven esposa está muy nerviosa: Dan va a comportarse como Rick (está claro que ha visto Casblanca). Por fin conoce a Mark Cardigan, actor y cazador de ciervos.
Dan se fía de su intuición: presiona a Krafft y aparece un tal Thompson (el excelente Charles McGraw) que le da 10 de los grandes para esperar. ¿Esperar qué?  Le han elegido porque no está metido en problemas pero Thompson no le puede decir nada más, sino que: no es momento de involucrarse con una mujer, y menos si es la novia de otro dice Thompson. Es él quien parece llevar la operación Ferraro desde Morro Lodge, mientras Corley la llevaba desde California.

Mitchum con Tim Holt (Bill Lusk)



Llega el actor Tim Holt de noche en su avión: tiene el papel de Bill Lusk,  enviado del FBI, totalmente delirante como aviador supuestamente borracho.  Ese va a contactar con Dan: con la pipa en mano,  le anuncia que va a ser víctima de un plan de Ferraro y Thompson.  Excelente  actuación de Holt, pero muy corta, ya que el gran jefe Howard Hugues ha decidido que aquí todo tiene que pasar en familia y dar al género negro un ambiente hollywoodiano de fiesta entre mafiosos y mundanos.
Llega también la mujer de Mark:  Marjorie Reynolds es Helen Cardigan. Ha actuado también en Ministery of Fear Fritz Lang) acompañada por Gerald, el agente de publicidad de Mark,   enfadado por las relaciones entre el actor y Lenore: “en Hollywood no hay nada privado”  dice Gerald que quiere defender los asuntos matrimoniales que tan a pecho toman los estadounidenses republicanos…
Tal como lo anunciamos: Thompson sorprende a Tim Holt y lo elimina.

Charles McGraw y Tim Holt


Mark decide ayudar a Dan: dice a su mujer: vuelve a Hollywood mientras voy en busca del verdadero triunfo o de una muerte gloriosa
Mark a Dan: ¿qué tiene Ferraro contra usted?
Dan: Le gusto. Le gusto tanto que quiere ser yo… soy muy joven para morir. ¿Y usted?
Mark: ¡muy conocido! Ya le han matado en tantas películas…

Dan en el barco con Ferrero. Ahí están Corley, Thompson,  Krafft y, por supuesto, el temible Ferraro (Raymond Burr que echábamos de menos después de Blue Gardenia de Fritz Lang)… Y ahora se desvela el plan diabólico de Ferraro-Burr: utilizar el don de cirujano estético de Krafft, cuya maldad crece a lo largo de la película, para transformar sus rasgos en los de Dan Milner que, lo adivinamos, tendrá que desaparecer de la superficie terrestre. El tema de fondo de la película aparece al final como típico de una serie B. En 1947, Vincent Sherman con Nora Prentiss (La sentencia) o Delmer Daves con Dark Passage (La senda tenebrosa) nos habían contado todo eso. Robert Mitchum va pasar todavía cuarenta minutos más en la película, pero en mano de Ferraro y sus hombres. Puñetazos, látigos, baño de vapor, jeringa con drogas de los nazis… Ferraro: quiero que sea consciente, que vea de cerca la muerte…
Mientras, Mark Cardigan intenta montar un ataque con la ayuda de los policías mejicanos: ayuda torpe de estos inútiles indígenas en lo que es un ataque étnico por parte de Howard Hugues y el guionista bastante desagradable en cuanto a la superioridad estadounidense; está claro que Vincent Price tiene que fingir para cumplir con su contrato con la RKO.
Mark,  al final del ataque pirata: ¡yo pago las copas, amigo mío,  dice a Dan liberado, igual que nosotros!

Robert Mtichum sometido a las torturas en el barco de Raymond Burr


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