28.8.14

"Affair in Trinidad"-Vincent Sherman




  La dama de Trinidad 1952

Director: Vincent  Sherman  
Guión: James Gunn Oscar Saul (relato: Virginia Van Upp y Bernie Giler   
Música:  George Duning/Morris Stoloff   
Fotografía:  Joseph Walker   
Montaje: Viola Lawrence   
Dirección artística: Walter Holscher 
 Producción: Vincent Sherman-Rita Hayworth-Virginia Van Upp -Columbia


Una obra negra sobre la organización de un complot nazi dirigido contra los EEUU, previsible, un poco confusa pero con un buen ritmo de la primera a la última escena. Por su temática,  podría ser un divertimiento sin pretensiones, en primera parte antes de la gran película,  como solían proyectar algunas salas de barrio en estos años de buen cine…  si no hubiera un “pero”: los dos protagonistas. Emparejados, constituyen un mito del cine hollywoodiano. Así que desde esta primera escena – el principio de la investigación sobre la muerte de un ciudadano estadounidense en el territorio británico de Trinidad – esperamos los bailes y… la bofetada de Glenn a Rita. En este punto de la obra, verdadero relajamiento de las tensiones acumuladas, como después de un orgasmo, no importa más que el beso de “The end”.
Hay algo más que este  “pero”: es la diferencia en la repetición. Si la obra es menor (que Gilda) con respecto a las expectativas del presente espectador, gana sin embargo en su atmosfera negra; el glamour y la relación amor-odio entre los protagonistas –  marido incluido –  de la película de 1946,  absorbe lo que Affair in Trinidad restituye a chorros: la descripción detallada de una investigación con sus resortes criminales, judiciales y también políticos en una sociedad multiétnica en la que cada uno tiene un papel muy definido. El aspecto más confuso que concierne a la organización pseudo-nazi dirigida por Max Fabian (Alexander Scourby, actor sin sombra ni huellas que yo sepa),  no limita el interés por la estructura narrativa. Ésta tiene su fundamento en la convergencia de todos sus elementos y de sus personajes hacia un único punto, o más bien,  cuerpo: Chris Emery /Rita Hayworth.



Cada uno lanza el lazo en su dirección para controlar sus pasos,  hasta que ella se quede totalmente bloqueada y al borde del abismo. Acepta que estos hombres tiren de los hilos. Se doblega delante de algunos funcionarios británicos y estadounidenses que la chantajean, desde el momento que esta colaboración forzada, consecuencia del asesinato de su marido, Neal Emery, le devolverá su pasaporte y la libertad de marcharse donde quiera. Como Ingrid Bergman en Notorious (Encadenados-Hitchcock), pone su vida en peligro y acepta ayudarles a desenmascarar a Max Fabian,  comprometido con el supuesto enemigo alemán. Cuando Steve Emery (Glenn Ford) llega a Trinidad para encontrarse con su hermano Neal que le ha escrito para que venga, le anuncian que éste ha sido asesinado, decide conducir su propia investigación y sospecha de su cuñada, Chris Emery, aunque el lazo que lanza esta cargado de deseo. La bofetada tan esperada de Glenn demuestra que este lazo era el más débil por no tener otra meta que declarar un sentimiento que parece ir más allá del simple deseo físico (que no es poco)… o, por lo menos, es lo que nos hace creer este “director de mujeres” que es  Vincent Sherman. En esta repetición de Gilda,  hay todavía más diferencias y el simulacro – que no pastiche – está perfectamente conseguido: Chris agita su cabellera cuando aparece y baila la rumba, pero ella no es Gilda. Su potencial de acción se desata y las fuerzas en movimiento actúan con intuición e inteligencia aunque, en el momento de más suspense, tiene un descuido que demuestra que quedaba sitio para algo más de suspense. La diferencia se debe al devenir de la actriz  entre Gilda y Chris, más exactamente entre 1946 y 1947: Orson Welles, La dama de Shanghai justo después de Gilda, la versión “wellesiana” de Sanson y Dalila con la mutilación de la cabellera de la diosa, mito absoluto de Hollywood, delante de los periodistas, el recurso a la mitología para identificarla con Circe, maga manipuladora,  el control de las emociones de la señora Ballister después de las pulsiones de Gilda. Y ahora, casi cinco años después de esta pesadilla, Sherman, le ofrece esta nueva explosión, la alegría de Chris cuando baila: ¡qué empiece la fiesta!, o como dice alguien en la recepción que ofrece Max Fabian:  Señoras y señores: la Dama de Trinidad. ¡ Abrochasen los cinturones!
George Duning compone una partitura de acompañamiento, el toque caribeño de una rumba sensual revisitado por la industria hollywoodiana.  Podemos pensar que fue una fuente de inspiración para las bandas sonoras de James Bond en sus viajes a Nassau o a la isla del doctor No, este personaje más temible y violento que Walter, Bronek y Franz Huebling, el equipo pro-nazi de Max Fabian.  Al espectador de 1952 no le hace falta más que oír un nombre que le recuerda al enemigo reciente o la palabra V2, antepasado de misiles, drones y otros artilugios,  para que su imaginación ponga en marcha las emociones correspondientes a bajo coste. 


Rudolph Maté, este gran fotógrafo que siguió la carrera de Rita Hayworth,  ya no está aquí para aconsejar al director de fotografía; la última vez fue con Charles Lawton para The lady from Shanghai. Pero el director de fotografíaJoseph Walker, para su última película (ver filmografía en el Blog), ha aprendido la lección. El mito invade, devora la pantalla que le ofrece el maestro Sherman que también produce la película con Rita Hayworth y Virginia Van Upp . La belleza provoca el propio guión, se enfrenta a la banalidad de los diálogos y a esta bofetada de Glenn Ford,  sólo un pequeño pedo insignificante para Chris. Su hada madrina ha sacado las antenas de su intuición: la fiel criolla Dominique (Juanita Moore), vela sobre el destino de Circe liberada. Intuimos en la mirada de Rita Hayworth que, ahora mismo, después de esta ridícula bofetada,  podría, delante de todos, transformar a Glenn Ford en cerdo como lo hizo Circe con la tripulación de Ulises. En este tremendo simulacro, la naturaleza,  hostil al hombre,  sabe contenerse y, con la bendición de Vincent Sherman,  hace esta última concesión al juego publicitario de Hollywood: dar el beso final a este pobre animal que se atreve a levantar la mano sin conocer los poderes de la magia.

Algunas secuencias


Antes de descubrir las palmeras caribeñas con el sonido de la rumba de George Dunning, Hollywood va de pedagoga abriendo un mapa como lo hizo Bill Clinton para explicarnos dónde estaban los Balcanes, antes de que la OTAN los bombardeen: “Entre América del Norte y del Sur…… las islas del Caribe exóticas y llenas de colorido. En otros tiempos, remotas y poco conocidas, la historia las saca ahora de la oscuridad para pasar a formar parte de los acontecimientos mundiales. Entre esas islas, destaca la colonia británica de Trinidad”. Está claro que la historia de la colonización toma en cuenta estas islas desde Cristobal Colón, pero los estadounidenses entran en la danza cuando les toca. Como en A lady without passport (Joseph H. Lewis-1950) con la presión sobre las instituciones cubanas en la epoca de Batista en el marco del control de la isla por los servicios de inmigración estadounidenses, o también en Riff Raff (Ted Tetzlaff-1947) con la apropiación de las materias primas de América del Sur (Perú) por empresas petroleras estadounidenses en Panamá, tenemos con Affair in Trinidad un documento de interés sobre la región, su relación con los EEUU, y la manera en que la industria cinematográfica estadounidense  publicita en el mundo 

Inspector Smythe (Torin Thatcher) y Anderson (Howard Wendell)


 En Trinidad, ocupada por los británicos, Anderson, el encargado de la embajada de los EEUU controla los movimientos de los residentes estadounidenses más en acuerdo con los intereses de su país y de su aliado que de las personas. Su gestión para que el inspector Smythe, súbdito del imperio de su majestad en Port of Spain, no retenga el pasaporte de Chris Emery, es de lo más tímido. Decir que ahora Trinidad forma parte de los acontecimientos mundiales es un dulce eufemismo para desvelarnos que unos ciudadanos estadounidenses en relación con otros de nacionalidad alemana u antiguos aliados del III Reich están en complot para instalar una base de misiles en la isla.

Chris Emery (Rita Hayworth) trabaja en “El Caribe”: hace una entrada espectacular bailando y cantando “Clic ClicBum, Clic Bum Trinidad Lady”.



Steve Emery (Glenn Ford)

  
Steve lanza su propia investigación después del juicio en el que el dueño del club, Wittol (hombre a sueldo de Fabian), intenta orientar la causa de la muerte de Neal Emery hacia problemas de celos.

Wittol (Steven Geray)


Wittol critica la actitud de los estadounidenses en la relación entre hombre y mujer: “cuando un hombre está casado con una diosa, debe esperar que otros hombres la adoren ¿cómo podía este hombre sentir que la poseía totalmente?”. A la paliza que recibe por parte de Steve, responde más tarde el intento de asesinato de éste.

Dominique (Juanita Moore aconseja a Chris


-Dominique: “El privilegio de una criada buena e ideal es ser impertinente
-Steve a Chris: “yo, en tu lugar, no discutiría con ella”.
La actriz Juanita More, más conocida por su papel de Annie Johnson en Imitación a la vida (Douglas Sirk), actúa en el género negro con No questions asked (Sidney Sheldon-1951), Witness to murder (El único testigo-Roy Rowland-1954).


Pero Chris no tiene más remedio que trabajar para los servicios secretos anglo-americanos y espiar a Fabian en su propia casa.


Alexander Scourby es Max Fabian
 Fabian no tarda en descubrir su doble juego. Walters, que parece ser el verdadero organizador del complot,  está furioso, no solo por la presencia de Chris sino también por  la actitud de Veronique, siempre borracha, lo que aumenta los riesgos. Bronek será eliminado cuando halla dado las informaciones necesarias.  

Alexander Scourby deja las series TV para interpretar a Max Fabian en Affair in Trinidad. Esta claro que Glenn Ford le persigue: le gusta introducirse en su casa para quejarse. Lo hará una vez más en The Big Heat (Los Sobornados-Fritz  Lang-1953) ya que Scourby tiene el papel del infame Mike Lagana. No tendrá más actuaciones en el género.


 Valerie Bettis interpreta a Veronique,  mujer de Franz Huebling (Karel Stepanek), el especialista en V2. Actriz de TV, es también aquí coreógrafa de los bailes de Rita Hayworth.
Karel Stepanek tiene un papel no acreditado en The third man (El tercer hombre-Carol Reed-1949) y actúa en unos cuantos thrillers rueda la película negra: No Highway (Henry Koster-1951)y Cita a las once (Alfred Werker-1952) antes de Affair in Trinidad.
Steven Geray es Wittol. Ver en este blog su impresionante filmografía cine negro: empieza en 1941 con Shanghai Gesture (Joseph von Sternberg) y sigue hasta 1955 con A bullet for Joe de Lewis Allen.
Conviene aquí homenajear a Viola Lawrence en el montaje: poca veces citada pero con una filmografía en el cine negro que empieza con nada menos que The lady from Shanghai. Trabaja también con Rudolph Maté y Nicholas Ray (ver filmografía en el blog).

El plano tan esperado


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