6.6.14

"The Big Heat"-Fritz Lang



Los Sobornados 1953 



Director: Fritz Lang   
Guión:  Sydney Boehm / William McGivern (Saturday Evening Post-sucesos)  
Música:  Henry Vars  
Fotografía:  Charles Lang  
Montaje Charles Nelson  
Dirección artística:  Robert Peterson  
Producción:  Robert Arthur-Columbia 








Actores 
Jocelyn Brando y Glenn Ford

Glenn Ford es Dave Bannion (Filmografía en Human Desire)
Lee Marvin es Vince Stone
Jeanette Nolan es Bertha Duncan
Alexander Scourby es Mike Lagana Actor de TV, ha trabajado en Affair in Trinidad con Glenn Ford (Vincent Sherman-1952)
Jocelyn Brando es Katie Bannion hermana de Marlon Brando, actriz de TV. La vimos en Nightfall (Jacques Tourneur-1957)
Gloria Grahame y lee Marvin

Notamos la presencia de dos actores que tienen una trayectoria en el Cine Negro: 
Dan Seymour es Mr. Atkins  ha trabajado en Casablanca (Michael Curtiz-1942), Confidential Agent (Herman Shumin-1945), Cloak and Dagger (Fritz Lang-1946), Intrigue (Edwin L.Marin-1947), Key Largo (John Huston-1948), The Big Heat (Fritz Lang-1953), Human Desire (Fritz Lang-1954), Beyond a reasonable doubt (Fritz Lang-1956)
Edith Evanson es Selma Parker  En el Cine Negro: después de Citizen Kane (Orson Welles-1940), The strange woman (Edgar G.Ulmer-1946), Rope (Alfred Hitchcock-1948), Caged (John Cromwell-1950), Ace in the Hole (Billy Wilder-1951), The Big heat (Fritz Lang-1953)

Una historia de crimen, odio y venganza

Bannion se enfrenta a Lagana 

 La primera escena, el suicidio del policía Tom Duncan, es el punto de partida del desmoronamiento de un mundo que tenía hasta ahora sus “reglas de buena conducta” y dividido en dos partes: los altos mandos de la policía y el respetable señor Lagana, rico hombre de negocios cuyas ambiciones políticas sirven de tapadera a las maniobras de su banda criminal. Dave Bannion, el inspector encargado de la investigación de la muerte del policía, amigo suyo, es un hombre integro y honrado que va poner todo su empeño en descubrir las causas de su suicidio. Cuando Lucy Chapman le informa de que Duncan estaba a punto de divorciarse para casarse con ella, Bannion recibe al día siguiente la orden de abandonar la investigación. Al poco tiempo, Lucy aparece muerta, Bannion se enfrenta a Lagana –en su propio domicilio, debajo del retrato de mama Lagana –, lo que va costar la vida a su mujer Katie en un atentado dirigido contra él. Este aviso de Lagana transforma a Bannion; su vida nunca será como antes y este cambio de rumbo le conduce a comportarse como una fiera escondida tras su papel de justiciero. Echado del cuerpo de policía por haber denunciado a algunos de sus superiores, Bannion decide lanzarse a la lucha contra el “sistema Lagana” en solitario.

El mecanismo de la venganza: Dave Bannion

 Si el tema es clásico y ha tantas veces inspirado a los cineastas, Fritz Lang construye con lo mejor de su arte la delgada línea roja que separa al policía del gangster y abre así con inteligencia la puerta a una reflexión sobre el mecanismo de la venganza;  lo hace desde el turbio enfoque del pretexto de la lucha contra la corrupción… en el marco de la legalidad, para denunciar claramente la ambigüedad de la institución policíaca. Dave Bannion cae en la trampa de su propia integridad: la trama de corrupción y crimen que teja el sistema Lagana en acuerdo con altos cargos de la ciudad intensifica sus sentimientos de asco cuando descubre sus “reglas de buena conducta” y de odio cuando estas mismas reglas matan a su mujer. Tendrá un comportamiento cada vez más parecido al de los que combate: no tiene reparo en sacrificar algunas vidas humanas para saciar su deseo de venganza; ésta es la que guía sus impulsos, transformándolo poco a poco  en un “robocop”. Y el punto de partida es la muerte brutal de Kate Bannion, evento intempestivo que provoca el clímax.
En “Por qué estoy interesado por el crimen”,  articulo publicado en Trois Lumières, écrits sur le cinéma –Ediciones Ramsay-1964 –, Lang escribe: “El crimen tiene un carácter decisivo. La muerte es probablemente el único evento absoluto. Uno roba un banco: se le puede arrestar y el dinero puede ser recuperado… Pero la muerte y el crimen, la culpabilidad del criminal, son unas cosas irremediables… El drama empieza cuando se crea una fuerte emoción con una descripción de los conflictos en los que entran en juego el deseo y la voluntad. Tomemos por ejemplo el caso de un grupo de individuos en un conjunto dado de circunstancias, manejados por unas fuerzas conscientes o inconscientes: sus actos acumulan una intensidad dramática que debe, en cualquier caso, encontrar su solución. El clímax implica una forma de tensión creciente en la que la emoción se vuelve cada vez más fuerte, cada vez menos contenida, hasta llegar a la ruptura brutal que impide el dialogo. ¿Cuál es el punto de ruptura más brutal, el más perentorio, el único que impide efectivamente cualquier dialogo? Miramos hacia  Shakespeare, Homero, la Biblia… Si el escritor trágico trata a menudo el tema de la muerte, el argumento más propicio lo encuentra en la muerte brutal”.
Un segundo evento intempestivo, esta vez provocado por el deseo sexual y los celos, no conduce a la muerte brutal sino a la mutilación. Escribe Lang en el mismo artículo: “El crimen sexual es una manifestación evidente de estas pulsiones que, cuando no están controladas, transforman a un ser humano en una bestia y le empujan hacia el crimen. Puede ser que ustedes ignoren la estrecha relación que existe entre los actos de crueldad física del mismo orden que los que describen los periódicos [recodamos aquí que el guión de la película se inspira en artículos de sucesos del Saturday Evening Post ] y el deseo sexual. Las prácticas sádicas eran frecuentes en el seno de ciertas tribus primitivas y diversos sufrimientos podían preceder al acto sexual… lo que permite comprender –pero no disculpar – a los autores de estos actos de mutilación…”. Este segundo evento, más brutal y sorprendente todavía que la explosión del coche que arranca Kate Bannion, es la línea de fuerza, la gran idea de la película. Pone de pronto de relieve al personaje de otra mujer, en este caso acosada por el deseo sexual y los celos de un hombre transformado en bestia humana. Esta mujer también pondrá en marcha el mecanismo de la venganza:  es Debby.

De la marca a la venganza: Debby


Uno de la banda de delincuentes que responde a los órdenes de Lagana, Vince Stone, el cruel y sádico secuaz de Lagana, tiene un ligue con Debby,  una joven bastante extrovertida y más bien chiflada, que anda por la casa donde se reúnen,  sin prestar atención a nadie… hasta que aparece Bannion, lanzado en su investigación vengadora. Debby se lanza en un coqueteo y se atreve a llevar el flirteo hasta la habitación del hotel donde Dave Bannion se ha instalado después de la horrible muerte de Kate.


  Por supuesto, Dave, cegado por la ira, el odio y la sed de venganza no le echa cuenta. Pero Vince no lo entiende así: sus deseos sexuales de pequeño macho dominador se ven obstaculizados y la violencia estalla.
Vince marca al cuerpo de Debby: le quema la mitad de la cara lanzándole una cafetera llena de  café ardiendo. ¡Café hervido, rostro perdido! Esta marca que va llevar Gloria Grahame hasta el final de la película es también la marca de la película: Grahame acepta un papel que ofrece a los espectadores una de las imágenes más impactantes del cine negro y hace de The Big Heat un clásico del género. Lo que no impide al señor Lang quejarse por la poca disciplina que tiene la actriz en el trabajo, antes de aceptarla en la obra siguiente con Glenn Ford, Human Desire. De todas maneras, la perfección de su perfil se ve realzada por la voluminosa venda que esconde la marca.


   La joven Debby, este pequeño animal felino asustado, pide entonces protección a Dave Bannion. Al inverso de éste, para Debby la venganza es un plato que se saborea cuando está frío, como dicen los franceses. Así que ella va a tomarse tiempo, dejar que se enfríe la quemadura antes de contar todo lo que sabe a Dave sobre las andanzas de la banda y del sistema Lagana. Acaba el trabajo empezado por Dave con la temible señora Duncan, viuda del policía “suicidado”, recupera las pruebas de la corrupción del sistema y va a quemar la cara de este querido Vince Stone.


   Glenn Ford, con la ayuda de Gloria Grahame, consigue ofrecer una lenta muerte a éste último, futuro Liberty Valence que,  una noche, caerá bajo las balas de James Stewart y de John Wayne,  reunidos por el astuto John Ford.   

Cruzadas privadas bajo la égida de Némesis


  Reconocida como una de sus obras maestras, The Big Heat es, como lo dice el mismo Fritz Lang, “una historia de de odio, crimen y venganza”. Su innegable éxito se debe, como lo dice el propio autor, al  ritmo de la película. En sus entrevistas con Peter Bogdanovitch, Lang dice: “En The Big Heat, empezamos con un hombre que se suicida: su mujer entra y roba algo; va a chantajear a alguien. Este principio es ya bastante violento y rápido y esta primera escena marca el tempo de la película”. Este ritmo es un ejemplo de intensidad y dinamismo sin que se resienta la fluidez propia del clasicismo de Lang, ilustrada particularmente en sus dos últimas películas en los Estados Unidos: While the city sleeps y Beyond a reasonable doubt. Sin embargo, definir la película como una tragedia clásica sería demasiado simple a pesar del baño de sangre final y este último adiós de Bannion a Debby contándole la historia de una vida posible con el amor del otro que ella nunca ha conocido.


  Podemos ver en The Big Heat una tragedia moderna, la de una civilización que se derrumba:  la realidad del Mal no se sitúa simplemente encarnada por Lagana ya que Fritz Lang, como en M, hace un estudio de la difusión de este Mal en las diferentes capas de una sociedad fragmentada, en la que la corrupción se ha infiltrado en sus principales instituciones, obligando a los que quieren combatirla a callarse,  como le pasa al teniente de policía Wilkes (Willis Bouchey),  o a apartarse de estas instituciones y actuar en solitario, como Bannion, lo que significa tomar una postura ambigua comprometida con el mismo Mal. Lang hace el retrato de la sociedad de una ciudad provinciana dominada por unos notables corruptos asistidos por unos casi psicópatas. Algunos ciudadanos demuestran también su falta de ética como Bertha,  la mujer de Tom Duncan. El jefe de policía es un corrupto pero toda la jerarquía se muestra impotente para proteger a Bannion: todos piensan en su carrera o en su jubilación y Bannion abandona la institución para volverse un don Nadie capaz de caer en la misma violencia que denuncia.
¿Quién se salva en este retrato tan pesimista y oscuro? Los amigos del cuñado de Bannion que se ofrecen para proteger a su hija, Lucy que intenta ayudar pero lo paga con su vida, Selma Parker, ésta magnifica señora coja que demuestra a Dave que la solidaridad existe todavía… y por supuesto Debby que, a margen de su propia venganza, encuentra en su participación en la cruzada privada de Bannion el sueño para un futuro mejor. Debby representa la mano vengadora de Bannion: ella tiene la pistola que permite al héroe mantener aparentemente los valores morales de la sociedad estadounidense.

Dave y Bertha Duncan  

  Esta cruzada privada”, esta revancha personal – meterse sin escrúpulos dentro del Mal para combatirlo – participa también del éxito de la película dentro del género negro porque se apoya sobre un principio que define Lang en sus entrevistas con Bogdanovitch: conseguir que el público se identifique con el héroe. Dice Lang: “The Big Heat es un alegato en contra del crimen. Pero, al contrario de otras buenas películas en las que sólo se ven unos gángsteres,  aquí vemos a una gente… Glenn Ford es un miembro de las fuerzas de policía y matan a su mujer: así que es un asunto personal entre el crimen y él. [Dave Bannion] es el público… Volvemos a la tecnica del cine : se enseña a un protagonista para que el publico se meta en su piel. Ante todo, utilizo la cámara para  enseñar,  lo mejor que pueda,  las cosas desde el punto de vista de éste; de esta manera, el publico se identifica con el personaje que ve en la pantalla y piensa al mismo tiempo que él. Después –y esto concierne a la escritura y a la puesta en escena –el personaje que interpreta Ford se acerca a Juan Nadie. Cumple con su trabajo pero le puede entrar la rabia cuando las cosas van mal o si alguien le dice que es un tonto cuando no lo es, pero se lo calla, debido a su posición en la policía. Quiere a su mujer;  la han reducido a pedazos y así empieza su “cruzada privada”, su revancha personal. Eso es una cosa que, inconscientemente, está presente en todas mis películas, creo yo: el odio, el crimen y la venganza, el combate contra el destino… y la venganza es la fruta amarga y maléfica”. 
Aunque, al final,  al “héroe” no le hace falta dejar que sus instintos criminales lleguen hasta el final –lo que da una apariencia moral al asunto –sin embargo, a lo largo de la película Fritz Lang pone en evidencia la tremenda violencia que brota en este hombre –a fin y a cabo, el americano medio –. Nos recuerda así con maestría lo que  define el hilo conductor de su obra cinematográfica: cada uno es un criminal potencial. The Big Heat da una ilustración perfecta de los instintos criminales de Bannion: cuando intenta estrangular a la mujer del policía Tom Duncan o cuando se ensaña violentamente con Vince Stone.

Selma Parker ayuda a Dave

  Pero ¿son realmente el ritmo de la película y la identificación posible del espectador con el  héroe Bannion lo que dan toda su fuerza a The Big Heat? Cuando mencionamos a esta mujer coja, a Lucy, a la mujer de Duncan o a Kate Bannion, estamos aludiendo a la otra marca: en este mundo que se desmorona, el héroe, los que organizan la ayuda (su cuñado y sus colegas) y los que combate (el sistema Lagana) forman en realidad un único grupo enfrentado a otro tremendamente variado, complejo en sus sentimientos, sus luchas por la supervivencia, todas –menos la fría y calculadora señora Duncan –capaces de sacrificios para ayudar o salvar a estos hombres-niños encarnizados con su sed de dominación o de justicia personal: las mujeres. La época americana de Lang cubre los años que corresponden al género negro y, en todas sus películas negras, el director marca claramente este enfrentamiento a veces sin consecuencias dramáticas entre los dos grupos (Ida Lupino, Joan Bennett recíprocamente en While the city sleeps-The woman in the window), a veces en la violencia física o psíquica (todas las demás).
Mujeres
Dorothy Green es Lucy Chapman

  En The Big Heat, las mujeres aparecen sucesivamente en la narración y todas –exceptuando a la amable secretaria coja –van a desaparecer en los fuegos de un infierno, en este Gran Calor del título: Lucy torturada por las quemaduras de cigarro antes de morir, Kate en la explosión de la bomba en el coche, Bertha Duncan y Debby por el fuego de las armas. El paso de cada una por la pantalla tiene un papel decisivo: el hecho de que algunas aparezcan un tiempo muy corto (Lucy o Selma) confirma el talento de Fritz Lang para caracterizar a un personaje en dos o tres planos.
 Mientras una tragedia clásica se hubiese limitado a oponer el Bien (Kate, la mujer y madre del hogar armonioso americano) al Mal (Bertha, la mujer traicionada por el marido policía que se aprovecha de las informaciones que deja éste antes de suicidarse, para chantajear a Lagana), la tragedia que construye Lang introduce el personaje clave que borra estas fronteras morales
Con Debby Marsh, Fritz Lang representa al personaje femenino probablemente más impactante del cine negro. La marca que le deja la agresión de Vince Stone transforma su presencia sorprendente, incomoda, irritante en algo sublimado por la cámara: una personalidad que se apodera de la tragedia y pone en marcha su propia cruzada. Lo que Bannion aprovechará para efectuar su vuelta al cuerpo de policía. Este rescate moral del héroe, incapaz por supuesto de perdón o de catarsis, ésta redención que se regala a Bannion,  sin que ese tenga que seguir a la diosa Némesis  hasta el crimen,  permite a Fritz Lang dar a la obra un final de una extrema perversidad. Mientras Bannion recobra su medalla, podemos imaginar, fuera de campo,  a este ser lleno de gracia que fue Debby. 


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