10.10.13

"While the city sleeps"-Fritz Lang






Mientras Nueva York duerme 1956    

Director: Fritz Lang  
Guión:  Casey Robinson / Chalres Einstein ("The Bloody Spur")

Música:  Herschel Burke Gilbert ha orquestrado la música de The lady from Shanghai (Orson Welles-1947), The dark past (Cerco de odio-Rudolph Maté-1948), Impact (Arthur Lubin-1949),The thief (El espía-Russell Rouse-1952), dirige ocompone la música de: Witness to murder (El único testigo-Roy Rowland-1954), Nightmare (Noche de pesadilla-Maxwell Shane-1956), Beyond a reasonable doubt (Más allá de la duda-Fritz Lang-1956)

Fotografía:  Ernest Laszlo Cine negro: Impact (Arthur Lubin-1949), Manhandled (Lewis R.Foster-1949),D.O.A. (Rudolph Maté-1950),The big knife (Robert Aldrich-1955), Kiss me deadly (Robert Aldrich-1955),

Producción:  Bert Friedlob Production,  distribuido por RKO

Actores:


Dana Andrews / Ed Mobley y su novia Sally Forrest / Nancy Liggett

Ida Lupino / Mildred Donner y su amante George Sanders / Mark Loving

Rhonda Fleming / Dorothy Kyne y su marido Vincent Price / Walter Kyne

Thomas Mitchell / Jon Day Griffith pide consejo a Ida Lupino

Howard Duff / teniente de policia Burt Kaufman con Dana Andrews

John Drew Barrymore Jr / Manners (el asesino del lapis de labios)



Fritz Lang, este gran prestidigitador, transforma M “¿el vampiro?” en una comedia de las más estimulantes: el asesino en serie tiene problemas con su mamá – no es el inquietante Peter Lorre sino el joven actor John Barrymore que vimos en La larga noche de Losey, interpretando aquí a un pobre chaval que pierde la cabeza cuando ve a una mujer guapa – los dos mundos, el del hampa y el  policial,  se confunden en uno: el periodismo. No cualquier periódico sino el New York Sentinel, del imperio mediático Keyne –aquí Lang juega con el ciudadano Welles, y conserva el símbolo K del edificio imperial.  Con un decorado de estudio en contrachapa y un casting de lujo, el veterano director nos divierte con esta historia que parte de un proyecto de guión titulado News is Made at Night, adaptación de la novela de Charles Einstein, The Bloody Spur. (“The bloody spur of ambition”, William Shakespeare, Jules Caesar). Mientras Nueva York duerme  está adaptada por el guionista Casey Robinson, otro veterano que trabaja en el cine desde 1927.


Una crítica de los mass medias

Fritz Lang encuentra en el argumento una relación con las transmisiones a la TV de las audiciones organizadas por la comisión senatorial que implica a Joseph MacCarthy. Esta dimensión documental le interesa más que la intriga policiaca. Se  inspira también en el texto del psicoanalista  Robert Lindner, “The fifty minute hour”,  que trata del caso de un joven criminal obsesionado por su madre. “Ask mother”, preguntáis a mi madre, escribirá el asesino con un lápiz de labios sobre la pared.
Esta historia de asesino es el pretexto que utiliza  Fritz Lang para regalarnos una crítica feroz de   la prensa en los EEUU que, en esta época,  extiende sus tentáculos sobre la radio y la televisión. No faltan los detalles y los diálogos: los periodistas pegados a la puerta del teniente de policía cuando han arrestado a un sospechoso, el discurso del padre Keyne a Ed Mobley justo antes de morir:

El viejo Keyne: ¿cuántas mujeres usan el lápiz de labios?
Yo quiero que cada vez que se pinten se estremezcan todas  de terror.

En medio de un discurso a Ed sobre la “responsabilidad que tiene la prensa libre delante el pueblo. En este país es el pueblo que toma las decisiones y para que estas decisiones sean justas, deben conocer todos los hechos…” muere Keyne.


Lang va todavía más lejos: asistimos a una competición sin piedad entre ejecutivos para ocupar el puesto de director general creado por el heredero de  Kyenes, su hijo Walter, que quiere así afirmar su autoridad. Entre Mark Loving, director de la agencia de noticias, John Day Griffith, redactor principal del diario y consejero de nueve otros, Harry Kritzer (el actor James Craig), jefe del servicio fotográfico, y Ed Mobley, famoso editorialista TV, distinguido columnista escritor galadornado con el premio Pulitzer, ¿Quién conseguirá el puesto? La respuesta la da Walter: el primero que resuelve el  del caso del asesino lápiz de labios  en la tradición sensacionalista de la casa exigida por el padre Keynes  antes de morir.
En una primera secuencia a la hitchcock que presenta al asesino en acción –así no tenemos que esperar una sorpresa por este lado – Lang nos implica en el peligro: “esta noche en Nueva York…”. A continuación,  la gran coreografía organizada por Walter va ocupar la escena para la satisfacción del espectador. O más bien del mirón que hay en nosotros,  dice Lang. Empiezan los golpes bajos, muy bajos –por debajo de la cintura para algunos: el “honrado” Harry conquista a Dorothy, la bella mujer de Walter: juego peligroso pero que parece funcionar; Mark pide a su amante, la periodista Mildred Donner, que comprometa a Ed, novio de su secretaria Nancy… En cuanto a Griffith, cuenta con la amistad de Ed, que no tiene interés por el puesto. ¿Su amistad? O más bien sus relaciones con el teniente de policía, Burt Kaufman para tener la exclusiva. Pero las mujeres no son de las que se dejan engañar: sabrán aprovechar la situación creada por este combate de gallos. Para que no nos olvidemos del asesino, tendremos derecho a una persecución en las entrañas del metro, mientras Nueva York duerme…¿El asesino? También son las mujeres las que le van acorralar, aprovechando su psicosis. La coreografía de estos machos compitiendo por la conquista del poder se transforma en el baile de la inteligencia femenina.


De Peter Lorre a John Barrymore Jr

Vuelvo sobre la comparación con M “el vampiro de Dusseldorf.   Más allá de la descripción de una neurosis individual, esta película de 1931 ofrece una pintura sobrecogedora de la opinión pública berlinesa en la víspera de la toma de poder por el partido nazi. describe el estado de ánimo de la sociedad alemana y representa por una parte, el aparato policiaco y, por otra, la organización del mundo del hampa, con sus diversos sindicatos del crimen. Estamos en la época de la crisis económica provocada por la quiebra bursátil en EEUU: cierre de bancos, inversiones bloqueadas, un paro que pasa de 5miliones en 1930 a 10miliones en 1933. Los héroes y los asesinos no son tan distintos. Lang presenta al asesino como víctima de sus pulsiones mientras los que le persiguen hacen de él la presa necesaria que sus intereses exigen. El mundo del hampa, apoyado por la opinión pública, se revela más activo en esta caza que la policía: así Fritz Lang pone en evidencia el verdadero motor de la “justicia” en una sociedad en crisis. Aunque el contexto histórico no es el mismo, los mecanismos relacionales que Lang quiere testimoniar dos décadas más tarde son parecidos. observa a la sociedad estadounidense con los ojos del exiliado europeo: es un testimonio sobre la ambición y la inmoralidad como factores de éxito. La competitividad y el comercio de la información, de los objetos, de los cuerpos rigen las relaciones humanas. Aquí también el motor de la justicia es el mismo: vemos a los competidores del imperio Keyne más eficaces que la policía. El individualismo cínico conduce los protagonistas a actuar con los demás en función de sus intereses propios. Hasta Ed,  que parece el menos interesado por la competitividad, demuestra al final que no era tan así. El retrato que hace Lang acaba con un toque irónico y feroz.


Los intereses del mundo del hampa y de la institución policiaca descritos en  M se concentran aquí sobre estos patéticos jefes de servicios de mass medias encerrados en sus oficinas, separados por unos cristales que permiten seguir simultáneamente las expresiones y acciones de unos y otros en la comedia de la humanidad… o más bien de la inhumanidad: una comedia ácida en la cual cada uno reprocha al otro el intentar conseguir unos objetivos que él mismo persigue.  No hay lugar para los sentimientos o la ética.


Las motivaciones de Fritz Lang

Lo que motiva a Lang es,  ante todo, la fuerza que arrastra al individuo para ocupar el terreno el primero, ante el riesgo de perderse en la frustración como saben hacerlo Dorothy con su marido Walter…

una simbólica de la frustración : mientras vemos las sombra del cuerpo de  Dorothy haciendo gimnasia, Walter intenta meter la pelota en el hoyo.


…o Nancy con su novio Ed : la dulce Nancy utiliza con su novio Ed, el arma de la virginidad pre nupcial como medio de chantaje (en la novela, decía que prefería los hombres experimentados).
También Lang nos detalla las estrategias que utilizan los protagonistas para realizar sus objetivos: más allá de las trampas que se tienden los unos a los otros los tres hombres que compiten por el puesto de director, el cuarto,  Ed, que no entra en la competición, es capaz de ofrecer a su novia Nancy como cebo al asesino: ¿quiere ayudar a su amigo Griffith o se está posicionando para el puesto tan envidiado?
Pero la idea de “mirón” planea sobre esta película y la relación del espectador a la información y a la imagen es un ataque con antelación a “la sociedad del espectáculo”. La  primera secuencia –el asesino y su víctima está filmada en cámara subjetiva –nos interpela: ¿somos capaces de matar?


El asesino pierde la cabeza cuando ve el reflejo de Dorothy en un espejo ¿no es el reflejo de las frustraciones del asesino… y de algunos espectadores? para defender los intereses de su amante Mark Loving, Mildred conquista a Ed,  despertando su curiosidad mirando por el ojo de una visionadora de diapositivas y hace de nosotros unos mirones potenciales.


Miradas, reflejos, imagen en la TV, en la prensa –Manner, el asesino,  recorta su foto sobre la silueta publicada en el periódico –hipnotismo de la pantalla e identificación con el presentador. 


En su emisión que el asesino sigue en la tele, Ed se dirige a él: quiero decir algunas cosas al asesino cara a cara…y se pone a anticipar los gestos de Manner y los actos criminales que va a cometer enumerándolos con detalles. Dos pájaros de un tiro para Lang: la tele difunde el miedo a la población pero también el periodista se vuelve el reflejo de Manner: Lang establece un paralelo inquietante entre Ed y Manner; confunde el espectador en cuanto a la personalidad del periodista.



¿Acaso Ed no conoce también el truco del botón de seguridad de la puerta? Los dos hombres acabarán encontrándose en las entrañas del metro: el periodista Lang reúne las fuerzas de policía y el hampa de su película de 1931  juntos en la persona del periodista en 1956.

Equipo técnico

Excelente secuencia final: la persecución en el metro

Fritz Lang no se queda satisfecho con el guión elaborado por Casey Robinson y, con la ayuda de su consejero técnico Mike Kaplan, se documenta sobre el funcionamiento del mundo del periodismo y del ambiente de sus despachos, lo que da a la película una atmosfera muy realista. Se mantiene fiel a la forma de trabajar que tiene ya muy marcada con M en la descripción de los servicios de policía alemanes. La fotografía de Ernest Laszlo –que acaba de rodar el remake de M con el director Joseph Losey –se adapta a la fluidez con la cual Lang crea la imagen narrativa. Estamos lejos de la imagen expresionista que caracteriza su carrera alemana. Compone e utiliza el espacio de tal manera que podemos seguir unas escenas simultáneamente en un plan único con un movimiento de la cámara que se desliza entre los personajes.


Pensamos en la secuencia en el Blue Dell Bar donde, a salir,  Mildred y Ed cruzan a Manner  el asesino que acaba de entrar. El efecto de tensión es máximo.  El casting es excelente, particularmente Thomas Mitchell y George Sanders. En cuanto a Dana Andrews, como lo vimos con Bogart en El cuarto Poder o Ann Baxter en Gardenia Azul,  su número de borracho no convence, ¡el colmo para un actor que tiene la fama de beber más que Ed Mobley! Pero, en el juego que montó Walter, es Mildred / Ida Lupino la que gana… y también en la interpretación.

Ed a Mildred: hay dos posibilidades para explicar el abrigo de visón: lo pago un sindicato  o Mark Loving soltó toda la pasta-Mildred: … salimos una noche y aclarar el misterio-Ed: me lo pensaré-Mildred: yo no me detendría a pensarlo


Dorothy y Harry en versión original

Notamos que la censura franquista utilizó las tijeras lo bastante como para que el papel de Dorothy / Rhonda Flemming se quede reducido a poca cosa: todos los diálogos entre Dorothy, mujer de Keyne,  y Harry Kritzer desvelando su relación sexual y el plan de Harry para conseguir el puesto con la ayuda de Dorothy han sido cortados por la censura franquista. Lo que dejó probablemente al público español de la época sin comprender una de las escenas más cómica: Dorothy, atacada por el asesino en el apartamento de su amante, desvela así su situación y Mildred lo aprovecha para organizarle una entrevista y conseguir un buen puesto por parte de su jefe Walter.

firma de Manners, el asesino del lápiz de labios

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