19.10.13

"Beyond a reasonable doubt" (1)-Fritz Lang


Blog Cine Negro / Periodismo   
Más allá de la duda 1956  

Director: Fritz Lang  Beyond a reasonable doubt 1956  
Guión:  Douglas Morrow (relato y guión)
Música:  Harschel burke Gilbert Fotografía:  William Snyder
Montaje:  Gene Fowler 
Productor:  Bert Friedlob RKO
Actores:
Dana Andrews es Tom Garrett
Joan Fontaine es Susan Spencer
Sidney Blackmer es Austin Spencer
Barbara Nichols es Dolly Moore  
Philip Bourneuf es fiscal Roy Thompson
Arthur Franz es Bob Hale

En su libro Imagen-tiempo, Gilles Deleuze resume perfectamente la relación de Lang a su última obra en los EEUU. En la fórmula policiaca ASA [“ Acción-Situación-Acción”],  pasamos de acciones ciegas – que se presentan como índices – a  situaciones oscuras que cambian completamente o que dan un vuelco a la narración en función de una variación minúscula del índice. “tirar una llave inglesa en la máquina”: la formula de Dashiell Hammett expresa exactamente este tipo de imagen.  Lo que hace estallar una situación muy negra, arrancar unos “pedazos” de la situación es el gesto ciego. De esta fórmula van a salir unas muy buenas películas: The big sleep (El sueño eterno-Howard Hawks), The maltese falcon (El halcón maltés-John Huston)… Probablemente Fritz Lang es el que consigue realizar la obra maestra del género con “Beyond a reasonable doubt “(Más allá de la duda). Analizamos más adelante cómo Lang “tira una llave inglesa en la máquina” repetidas veces en está película.

El adiós de Fritz Lang a los EEUU

Después de su crítica al periodismo sensacionalista con The blue gardenia (1953) y, también,  a la lucha por el poder en  While the city sleeps (Mientras Nueva York duerme-1956), Fritz Lang rueda Beyond a reasonable doubt (Más allá de la duda)  antes de volver a Alemania. La misma pequeña compañía que ha producido Mientras Nueva York duerme ofrece a Fritz Lang el proyecto de Más allá de la duda; los estudios RKO han servido de intermediario y la distribuyen. El presupuesto está limitado y el equipo técnico compuesto en su mayoría por personas que trabajan en TV series –el  fotógrafo Snyder ha trabajado en el cine negro sólo una vez con Second Chance (Perseguida-Rudolph Maté-1953) –. La excepción es  Gene Fowler,  un director de montaje que ha trabajado antes con Lang en para Hangmen aslo die! (Los verdugos también mueren-1943),  The woman in the window (La mujer del cuadro-1944), no acreditado en While the city sleeps (Mientras Nueva York duerme-1956).
El productor compró el proyecto a Ida Lupino y unos cuantos  de socios más.  Como le pasó para  tantos proyectos anteriores en Hollywood, Lang no comparte la visión del productor y, en este caso, tampoco del guionista Douglas Morrow. Éste no tiene en cuenta sus observaciones: Lang quiere estructurar la narración en función del final que  le da un doble vuelco. En una entrevista llena de buen humor y ciertas exageraciones con  Peter Bogdanovitch (Cahiers du Cinéma), el realizador explica que los problemas con el productor Friedlob se deben a las escenas más violentas. Éste las quería muy realistas y Lang le avisó de los riesgos que eso presentaba frente a la compañía y la distribución “con quien tenía unos deberes”.  Lang rueda unas secuencias con fuerte dosis de violencia y Friedlob las rechaza. “Estoy cansado de verle” le contesta Lang que confía el montaje a Gene Fowler:: “Yo sabía que dejaba la película en buenas manos… y me fui. He pensado: ¡cuántas películas han sido mutiladas como esa! Y como no tenía la intención de morir de un infarto, pensé que ya era tiempo de salir de esta carrera desenfrenada: tomé la decisión de no hacer más películas en Hollywood”.
Confesa a propósito de Beyond a reasonable doubt: “Quería hacer una película sobre la pena de muerte pero el film ha sido cortado y esta tendencia ha desaparecido” (Vérité chez Fritz Lang. Trois lumières-Alfred Eibel). Por supuesto, el director exagera: desde las dos primeras secuencias Lang nos presenta su alegato en contra de la pena de muerte  . Pero, muy probablemente,  el resultado no corresponde a lo que quería. No ha podido expresar el alcance político y social  del tema, con una censura debida al contexto de la época, aunque el macartismo desapareció dos años antes.  
Unas cuantas veces,   Lang había expresado su disgusto provocado por los imperativos del sistema hollywoodiano  por no dejar al realizador el pleno control del proyecto y, con respecto a su obra, por un reconocimiento muy relativo.   Sus películas en los Estados Unidos manifiestan su desencanto y fatalismo,  con una denuncia del estado extremo de derelicción de una sociedad estadounidense podrida por el dinero y el desbarajuste de sus instituciones democráticas. 

Un resumen


Dana Andrews / Tom Garrett

 Seguimos con el texto de Gilles Deleuze:
El héroe [Tom Garrett], en el marco de una campaña [de prensa] en contra del error judicial, fabrica unos falsos índices que le acusan de un crimen; pero las pruebas de la fabricación desaparecen. Está arrestado y condenado. Al punto de conseguir la gracia [la “duda razonable” del título],  se le escapa un nuevo índice delante de su novia,[Susan Spencer] la cual comprende que él es el culpable, que ha realmente cometido un crimen.

Joan Fontaine / Susan Spencer

 La fabricación de los falsos índices era una manera de borrar los verdaderos, pero conducían a la misma situación que los verdaderos por la vía indirecta del nuevo índice. Ninguna otra película ha llegado como esa a entregarse a un baile de índices con tanta movilidad y convertibilidad de situaciones distantes u opuestas.

Tom, Spencer y Thompson
Volvemos sobre las dos primeras secuencias que señalamos anteriormente con respecto a la posición de Lang en contra de la pena de muerte. En la primera secuencia, la música intensifica la dramaturgia de una marcha que acompaña al condenado hacia la muerte; desfilan los títulos de crédito con la imagen de la ejecución a la silla eléctrica en directo. En la segunda secuencia,  Austin Spencer,  director de un importante grupo de prensa dice: creo que el Estado no debería ejecutar a un hombre, sobre todo en un caso así. De hecho, no se si debería ejecutar a nadie en ningún caso. Lang expone así claramente su posición.
para Austin Spencer, no es la portada que informa de un crimen, con la típica fotografía que despierta el morbo, que importa. Conviene aplicar  la deontología de la prensa y buscar el debate. Se trata de marcar una firme oposición a  la pena de muerte en un Estado donde la ambición política conduce al fiscal Roy Thompson a pedir con frecuencia la condena a muerte.

Sidney Blackmer / Austin Spencer

Spencer tiene un plan: hacer condenar a un inocente y en revelar las pruebas del error judicial después del veredicto y, por supuesto,  antes de la ejecución. Consigue convencer a Tom Garrett, columnista en el diario de Spencer, novelista de renombre, ganador del Pulitzer… pero también novio de su hija Susan Spencer. Tom acepta.
Los dos hombres aprovechan un caso de asesinato de una mujer que trabajaba  en un club de  striptease, el Zombi Bar,  para poner en marcha el plan:
instamatic de Tom por Spencer
 …acumulan una serie de índices –fotografías, huellas –algunas  para despistar la policía y el fiscal, otras demostrando sin duda alguna la inocencia de Tom y el desarrollo del plan imaginado por Spencer. Éste archiva y conserva la totalidad de los documentos que permitirán disculpar a Tom.

Barbara Nichols / Dolly Moore 

La idea da sus frutos: Tom se acerca al bar donde trabajaba la víctima, utiliza todos los elementos que la policía propaga sobre el presunto asesino y entabla una relación con otra empleada del Zombi Bar, Dolly (la actriz Barbara Nichols que veremos en el dossier Periodismo con la película  Sweet smell of success (Alexander Mackendrick).
No tarda en aparecer como el sospechoso numero uno y acaba delante del tribunal, enfrentándose al fiscal Thompson. El jurado le condena a muerte. Sin embargo, un elemento intempestivo se inmiscuya en este guión perfecto que mete a Tom en un callejón sin salida…


…a no ser que Susan, que ha sido totalmente apartada del plan de Spencer, aclare ahora la situación a pesar de haber sido manipulada por su padre y su novio… pero ella también se encontrará en una encrucijada… 

Lang y la pena de muerte


La película tiene al tema del periodismo en tela de fondo; pero lo que interesa a Fritz Lang es el debate sobre la pena de muerte. Por supuesto,  cuestiona la legitimidad del veredicto: “nadie tiene el derecho moral de quitar la vida a otro y la pena de muerte nunca ha conseguido disuadir al criminal”. Lang rueda la película  el mismo año en que Hitchcock estrena The wrong man (Falso culpable-1956). Pero Lang ha tratado ya del tema del inocente acusado por error en Furia (1936), Sólo se vive una vez (1937),  The woman in the window (La mujer del cuadro-1944) o Scarlet Street (Perversidad-1945). Lo que interesa ahora al veterano director en el guión de Morrow – con  el doble vuelco que da a la narración clásica del falso culpable – es la oportunidad para abrir múltiples vías de reflexión.
Pone  en evidencia el factor humano que, a cualquier momento, puede bloquear el mecanismo policial y judicial en un asunto criminal:


intempestivo es el primer vuelco con un accidente de coche tratado en un plano seco, brutal con una voz en off relatando la decisión del jurado de condenar a muerte a Tom

“a reasonable doubt”

 

imponderable es el descubrimiento de una nueva verdad,


...imprevisible es la decisión que se puede tomar (Susan Spencer),  cuando se trata de la vida o la muerte de otro ser humano.

Por supuesto, en ésta última película estadounidense, la crítica del sistema judicial se dobla de un nuevo ataque al periodismo, éste cuarto poder,  institución sagrada de la libertad de expresión democrática.
Pero Lang va más lejos: utiliza la misma lógica que emplea el protagonista Tom Garrett (excelente Dana Andrews) para construir una verdad e imponerla al espectador con la fuerza de su único punto de vista. Esta única capacidad de persuasión, este único enfoque,  pueden desestabilizar la búsqueda de la verdad. Se nos presenta una verdad absoluta y el hecho de mirarla la cambia totalmente.  

“Sal tu también en la foto a través del espejo”  dice Tom a Spencer.


La imagen es una puesta en abismo de lo que vemos… si nos lo creemos. No nos queda otra alternativa que mirar de nuevo la película sino nos podemos quedar con la idea que lo que Lang nos está ofreciendo es… ¡un alegato a favor de la pena de muerte!
Así, los cambios de situación se suceden en las últimas secuencias pasando de la pesadilla de Tom al final feliz para llegar  a la pesadilla de Susan…una cascada de  acontecimientos que sirven al propósito de Lang: nos pone los pelos de punta para despertar en nosotros una reflexión sobre la pena de muerte, utilizando su obra como dispositivo político al  servicio de una democracia por venir.  La lectura de las intenciones de Fritz Lang es sutil y la reflexión necesita de una comprensión de los motivos  de cada uno de los personajes de la intriga. Por eso conviene ir más allá de la narración y de sus vuelcos.

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