9.9.13

"The house on 92th street"-Henry Hathaway



La casa de la calle 92- 1945 


Director: Henry Hathaway  y algunos de los técnicos que repiten dos años más tarde en 13 Rue Madeleine:
Guión: John Monks Jr-Barré Lyndon /Charles G.Booth (relato)
Fotografía :  Norbert Brodine en el cine negro con las fotografías de Kiss of death (Henry Hathaway-1946), Somewhere in the night(Joseph L.Mankiewicz-1946), 13 Rue Madeleine (Henry Hathaway-1947), Boomerang  (Elia Kazan-1947), Five fingers (Joseph L. Mankiewicz.1852)
Música:  David Buttolph –en el cine negro: 13 Rue Madeleine, Kiss of death
Montaje :  Harmon Jones
Dirección artística: Lewis Creber-Lyle Wheeler
Productor:  Louis de Rochemont

Actores:
William Eythe es Bill Dietrich
Lloyd Nolan es Agent George A. Briggs- trabaja en Johnny Apollo (Henry Hathaway-1940) con Tyrone Power, Somewhere in the night . Retoma el papel de Briggs en The street with no name (William Keighley-1952).
Signe Hasso es Elsa Gebhardt
Gene Lockhart es Charles Ogden Roper -–ha trabajado en el cine negro: Hangmen also die (Fritz Lang-1943 Leave her to heaven (John M.Stahl-1945), The strange woman (Edgar G.Ulmer-1946)
Leo G. Carroll es Col. Hammersohn –trabaja con Hithcock desde Rebecca (1940). Lo veremos en Strangers on a train (1951).
Después de Hiroshima y Nagasaki

Con La casa de la calle 92,  Henry Hathaway estrena su ciclo “procedural” en 1945, año que marca el fin de la guerra mundial. La voluntad de rodar en los lugares de los hechos –aquí entre Nueva York y Washington –, una narración realista y la utilización de archivos cinematográficos,  marcan este nuevo subgénero del cine negro y son una fuente de inspiración para otros autores como Anthony Mann o Jules Dassin en los años siguientes. El proyecto es del productor Louis de Rochemont. Sin embargo, entre bastidores está la voluntad del gobierno estadounidense de utilizar el escaparate que le ofrece Hollywood y sus grandes estudios para presentar al mundo la organización de la superpotencia en sus instituciones y en su interpretación de la democracia representativa. Con respecto a todas las películas que se rodarán con este enfoque propagandístico, The house on 92th street es probablemente la más importante: un mes antes,  el gobierno de los EEUU lanzó sus bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki –se recuerda el ataque nuclear a Japón en los títulos de crédito.  La película trata de la investigación y posterior desmantelamiento de una red de espías alemanes y estadounidenses encargadade transmitir a Alemania los datos sobre el “Proceso 97” que  corresponde al más importante proyecto militar de la historia americana… el secreto de la bomba atómica”. Así, el rodaje de la película de Hathaway se hizo antes del lanzamiento de las bombas sobre Japón y se estreno un mes después para informar al público y al mundo de la fuerza de seguridad militar y de la capacidad de los servicios de inteligencia de los EEUU frente a las amenazas exteriores e interiores.


Este eficaz ejercicio de propaganda, con la complicidad de la industria cinematográfica concierne aquí al Federal Bureau of Investigation (FBI): la institución coopera ampliamente en la realización con Edgar Hoover a su cabeza,  que abre sus puertas de par en par.  Hathaway describe con todo lujo de detalles todos los medios de los que dispone el FBI:


...el espejo sin azogue con su cámara y sus micros, los laboratorios que permiten detectar todos los tipos de pintalabios y las tiendas que los venden, la espectacular sala de análisis de huellas dactilares –imagen hecha para impresionar al más exigente aficionado de ciencia-ficción –y las cifras exorbitantes de agentes, espías, contra-espías… La película cuenta cómo “el FBI declaró la guerra a Alemania mucho antes de que empezaran las hostilidades” (la acción cubre el intervalo 1938-1945), omitiendo, por supuesto, la colaboración de las instituciones y las empresas de los EEUU con el régimen nazi para la lucha contra el comunismo. Todo el enfoque está puesto sobre el desmantelamiento de una red pronazi compuesta de ciudadanos estadounidenses y alemanes con sus informadores y sus espías bajo la tutela de la embajada alemana que financiaba sus actividades subversivas en los EEUU.


Aunque se nos enseñan las imágenes de archivos que demuestran la colaboración de una parte de la población con la ideología nazi… 


…y la formación de milicias estadounidenses de extrema derecha, la caracterización de los personajes del grupo permite acentuar la diferencia entre los malos nazis y pronazis y los defensores de la democracia que representan los responsables de la investigación en el FBI:

Signe Hasso es Elsa Gebhardt

…la frialdad de la responsable del grupo,  Elsa Gebhardt,

Lydia St Clair es Johanna Schmitt

…la violencia de la agente de la Gestapo,  Johanna Schmidt, y de sus acólitos.

Frente a ellos,  Edgar Hoover y sus hombres del FBI vigilaban la embajada alemana. En la realidad, la película se inspira en la red que lanzó el FBI para acorralar al núcleo principal de espías alemanes, el Grupo Duquesne –del nombre de su jefe Fritz Joubert Duquesne –que fue desmantelado y juzgado en 1942.   

La película se desarrolla entre dos imágenes: El Capitolio de Washington,  seguido por la sede del FBI al principio, el FBI seguido por el Capitolio al final. La voz en off da el tono desde las primeras imágenes: “Vigilante, implacable, incansable, el servicio más discreto en la guerra o en la paz es el FBI… Ser el más eficaz del mundo porque la guerra es pensamiento, el pensamiento información, y quien más sabe golpea más duro.

Al final de la película: “Todos los planes del enemigo de crear una quinta columna se vinieron abajo, no se perpetró ni un acto de sabotaje en el territorio de los EEUU, ningún secreto capital fue robado… El FBI continúa siendo el azote implacable de los enemigos de los EEUU”. También se omite, por supuesto,  hablar de las actividades, con la misma finalidad en cuanto a secretos armamentísticos,  de agentes comunistas en territorio estadounidense en la misma época.

El relato
La casa de la calle 92   

El FBI contacta al ciudadano estadounidense Bill Dietrich, ingeniero de origen alemán, para una misión de espionaje del gobierno del Tercero Reich. Dietrich entra en relación con responsables alemanes que le introducen en la Escuela Klopstrock en Hamburgo especializada en el espionaje.

William Eythe es Dietrich  

De vuelta a Nueva York, sus credenciales son manipuladas por el FBI para que pueda contactar con cualquier agente alemán no identificado por sus jefes en Alemania. El ingeniero monta un consultorio acondicionado por los agentes estadounidenses –espejo, micros, cámara –y  donde recibe a  los contactos importantes del grupo del “Señor Christopher”:


… la misión alemana de Dietrich consiste en colectar las informaciones y transmitirlas por radio (la red de transmisión será manipulada por el FBI en relación con Dietrich) y pagar a los informadores. Este grupo “Christopher” tiene su sede en la Calle 92, al final de la Avenida Madison con una tienda de modas como tapadera, dirigida por Elsa Gebhardt. Los contactos principales son el Doctor Hammersohn,  que informa al grupo sobre el “Proceso 97” y el señor Klein que informa sobre los cargamentos de armas por barcos.

Lloyd Nolan es Briggs

El inspector Briggs del FBI está encargado de la operación y es el único  interlocutor de Dietrich. Se irán abriendo más pistas hacia el informador sobre el proceso 97: el pintalabios de una mujer, un científico superdotado con una memoria que le permite jugar 14 partidas de ajedrez a la vez…Con la ayuda de Dietrich, el inspector Briggs consigue desenmascarar al científico, origen de la filtración de datos en beneficio de Hammersohn. La operación consiste ahora en estrechar cada vez más la red alrededor de la casa de la Calle 92, lo que cada vez hace más vulnerable a Dietrich y lo compromete frente al grupo “Christopher”,  que se propone eliminarlo…¿Acabarán con él los de la calle 92?

Secuencias

La omnipresencia de la voz en off y el empeño del productor y el director para desmontar y explicar los engranajes de la operación,  nos distancian de la fuerza interpretativa en beneficio de la acción de los agentes del FBI. Ahí reside el defecto principal de este género “procedural” que otros directores, más libres del control de la producción o por temperamento propio, consiguen superar y transformar en buen cine negro,  como lo vimos con Anthony Mann en T-men o He walked by night.


Queda,  sin embargo, la calidad fotográfica de Norbert Brodine –particularmente sus exteriores de noche y sus primeros planos –, un excelente montaje de Hamon Jones bajo la dirección de Hathaway, ayudados por un guión que se inspira en un relato oscarizado de Charles G.Booth.

  Las primeras escenas conciernen a los archivos audiovisuales de la época. Apartando los efectos propagandísticos, queda la fuerza de la información histórica y también la astucia de presentar dos planos interesantes para la película de ficción que nos va contar Hathaway:

foto de archivo

Un plano concierne al personaje que, en la realidad, ha sido el colector de informaciones más valiosas en el asunto. El director sabrá utilizar este archivo para el papel del Doctor Hammersohn:


excelente Leo Caroll imitando al original con sombrero y abrigo negro y una memorable entrada en el consultorio de Dietrich, registrándolo  todo cuando, unos segundos más tarde,  el espejo y los micros del FBI entran en acción.


Un segundo plano muy corto corresponde en dichos archivos a un almirante alemán y su segundo saliendo de la embajada de Alemania: una maleta pasa de mano en mano, filmado por los servicios de Hoover. Este plano es el punto de partida de la ficción de Hathaway: un accidente de coche y el nombre de “Christopher” que pronuncia la víctima antes de morir.


Una mano recoge su maleta caída sobre la calzada. El inspector Briggs descubre que los datos registrados sobre la víctima hablan de un proceso 97: la ficción puede empezar.


Una escena particularmente tensa: organizado por Hammersohn, el encuentro de Dietrich con un tal Klein y su acólito borracho que pide ser pagado directamente porque es él quien da la información a Klein,  que recibe el dinero de Dietrich. Yohana, agente de la Gestapo,  observa la escena: sabrá limpiar el terreno… dando órdenes para eliminar al borracho.

Aunque tiene el mismo equipo,  no llega a repetir este éxito en 13 Rue Madeleine, dos años más tarde: a pesar del estilo didáctico propio del género “procedural”, Hathaway realiza con La casa de la calle 92 un buen trabajo.. Sin embargo, con un tema similar, ¡Bogart nos ofrece un Tintín que desenmascara un grupo nazi infiltrado en Nueva York más divertido que el FBI en All through the night de Vincent Sherman!


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