16.7.13

"Brute Force"-Jules Dassin

En el corazón del cine negro


Fuerza Bruta  1947

Dassin Jules
Guión:  Richard Brooks (novela: Robert Patterson)
Música:  Miklós Rózsa
Fotografía:  William H.Daniels
Montage: Edward Curtiss
Productor:  Mark Hellinger
Anuncian los títulos de crédito:
Burt Lancaster-Hume Cronyn-Charles Bickford as the men on the “inside”




Howard Duff y Burt Lancaster: la fuga

Burt Lancaster es Joe Collins segunda película después de The killers (1946) producida por Mark Hellinger
Hume Cronyn es Capt. Munsey después del famoso primer papel como aficionado a los juegos de adivinanza sobre  criminalidad, y descubierto por Hitchcock en The shadow of a doubt ( 1943) es una sorpresa descubrirlo sacando las fuerzas del mal. Antes de Brute Force, trabaja en The postman always rings twice (Tay Garnett-1946)
Charles Bickford as Gallagher. Lo bueno de Gallagher ha sido antes el malo de Fallen Angel  y Whirepool de Preminger-
Yvonne De Carlo es Gina Ferrara- La vimos en CrissCross de Robert Siodmak
Ann Blyth es Ruth vuelve al cine negro dos años después de Mildred Pierce de Michael Curtiz
Ella Raines es Cora Lister: después de tres films noirs de Robert Siodmak (ver Phantom Lady) y The web (Michael Gordon-1947) y antes de Impact (Arthur Lubin-1949) y A dangerous profesión (Ted Tetzlaff-1949)
Anita Colby as Flossie
Whit Bissell es Tom Lister Lo veremos en He walked by night (Orden: Caza sin cuartel-Alfred L.Werker-Anthony Mann-1948), Raw Deal (Ejecutor-Anthony Mann-1948)
Art Smith as Dr.Walters: lo veremos en Body and Soul (Robert Rossen-1947) y T-Men (Anthony Mann-1947)
Sam Levene es Louie Miller Lo recordamos en The killers (Robert Siodmak-1946) y Crossfire (Edward Dmytryk-1947)
Jeff Corey es "Freshman" Stack: fue  Blinky Franklin en The killers
John Hoyt es Spencer: el guapero trabajó enunos cuantos films negros como The unfaithful (Vincent Sherman-1947) y,  después de Brute Force,  en To the end of the earth (Opio-Robert Stenvenson-1948), The bribe (Soborno-Robert Z.Leonard-1949 con Robert Taylor y Ava Garner)Trapped (Richard Fleischer-1949), The Lady Gambles (Dirección prohibida-Michael Gordon-1949 con Barbara Stanwick)...
Jack Overman as Kid Coy
Roman Bohnen as Warden A.J. Barnes
Sir Lancelot as Calypso: después de una aparición en To have and have not (Howard Hawks-1944) y Yo anduve con un zombie (Jacques Tourneur-1943) donde era también el Calypso singer.
Vince Barnett as Muggsy, fue compañero de celda del “Sueco” /Burt Lancaster en The killers
Jay C. Flippen es Hodges (guard) Dos años antes de They live by night (Nicholas Ray-1948) considerada como su primer película,  Mark Hellinger le ofrece un corto papel en Brute Force.
Richard Gaines as McCollum
Frank Puglia es Ferrara ha trabajado en Casablanca (Michael Curtiz-1942)
Howard Duff es Robert "Soldier" Becker: es su primera película, seguida por The Naked City (Jules Dassin-1948), Woman hiding con su mujer,  Ida Lupino (Michael Gordon-1950) y While the city sleep (Fritz Lang-1956)
Charles McGraw es Andy. Ha participado en algunas películas negras como The killers, T-men, ya mencionadas y The long night (Anatole Litvak-1947), Berlin Express (Jacques Tourneur-1948), Roadblock (Harold Daniels-1951) con fotos de Nicholas Musuraca, His kind of woman (John Farrow-1951), The narrow margin (Richard Fleischer-1952)...

Un doble eje 
Con una potentísimas fuerza,  la trama de la película gira alrededor de dos eventos,  un doble eje que, tal el ojo del huracán, lo arrastra todo y lo precipita en las llamas del infierno.  El primer evento está claramente representado: se sitúa en la primera secuencia: un coche fúnebre se lleva el cuerpo de Frank, uno de los encarcelados. Bajo la lluvia, Joe Collins  se despide de su amigo,   acompañado por el señor Munsey, jefe de los guardias de la sinistra cárcel de Westgate.


Es una escena que posiciona a los protagonistas en su relación: la fuerza tranquila de Joe que controla su emoción, la “Fuerza Bruta” del capitán Munsey, un hombre físicamente débil al lado de Burt Lancaster al que exige que lo llame señor y de quien, extrañamente, busca la complicidad: ¿ambigüedad y confusión de sentimientos o cálculo premeditado?
Al segundo evento, no se alude: tenemos que imaginarlo a partir de la evolución de la situación. Se sitúa en la secuencia siguiente. El inspector enviado a la cárcel de Westgate por la administración penitenciaria, se reúne con el alcaide, el médico de la cárcel y Munsay para significar el desacuerdo de las autoridades con una gestión laxista y paternalista. Amenazando al alcaide, pide mano firme, disciplina y castigos ejemplares. Lo que indigna al viejo médico que demuestra que uno puede ser humanista y alcohólico a la vez. Munsay acompaña al inspector.


No vemos el encuentro entre los dos hombres pero las consecuencias de este segundo evento está puesta en evidencia cuando Munsay ocupa el puesto del alcaide y aplica con celo los métodos exigidos por el poder administrativo. Va tejiendo su tela de araña: crea las condiciones para que Joe organice con sus compañeros de celda y algunos otros la evasión tan deseada y que la revuelta de los demás sea inevitable. Entonces Munsay  puede sacar toda su fuerza bruta. Pero el Dr. Walters le avisa: la fuerza puede hacer de ti un jefe. Pero, olvidas algo: puede también destruirte.


Precursores y Secuelas
 Se puede enfocar la narrativa visual de Jules Dassin desde el realismo documentario, como el  prototipo de películas sobre encarcelamiento  que tendrá numerosas secuelas en las décadas siguientes y hasta ahora: la vida en la celda, la formación de los grupos con sus jefes, los soplones, los guardias psicópatas en su afán de dominación, las torturas, los motines y las fugas… No olvidemos, sin embargo, a los precursores, particularmente  con la notable I was a fugitive de Melvin LeRoy. Conviene también notar los numerosos puntos de similitud con The Criminal de Joseph Losey tratado en este Dossier.


La fuerza tranquila de Burt Lancaster parece ser una referencia para Stanley Baker cuando se trata de contener la violencia.


El encuentro en la iglesia entre Joe y Gallagher para preparar la fuga tendrá su equivalente en la película de Losey con el trato entre  Stanley Baker y Gregoire Aslan. A los comentarios cantados de Calipso sobre los eventos responden las canciones de Judas que se acompaña con la guitarra… Sobre todo, las dos películas abren una reflexión sobre el poder y la violencia.


A las imágenes de la pulsión y del afecto de Brute Force, se añade la fuerza espectacular que emana de la representación del espacio carcelario, en particular en la última secuencia. El mundo originario del caos y del estado salvaje se manifiesta a lo largo de la película, “como predador que elige sus presas y como parásito que acelera su degradación” dice Gilles Deleuze:


…es el asesinato del chivato,  empujado por las llamas de los tres soldadores hacia la apisonadora,
…las llamas que se tragan la torre y a los hombres delante de las puertas del infierno, Westgate:


… “Estas puertas se abren sólo tres veces: cuando entras, cuando tu tiempo ha cumplido, cuando mueres” dice Gallagher. El mundo originario invade progresivamente la totalidad del espacio y transforma las pulsiones de los humanos en una violencia que se vuelve necesariamente en contra del que la provoca: el devenir del capitán Munsey le lleva a la muerte,  arrastrando a tantos otros en un holocausto.  
Como en The criminal: la técnica cinematográfica funciona, más allá del texto de la narración, como dialéctica visual –y también musical (pensamos en la utilización de la música de Wagner para cubrir los gritos de Louie Miller  torturado por el capitán Munsey y a la potencia de la música de Miklós Rózsa en la secuencia final que prepara el futuro acompañamiento de Ben Hur de William Wyler).


El director consigue poner de relieve un aspecto de las cosas con un significado y una intensidad  que actúa sobre nuestra percepción. Las fuerzas de significado y de intensidad de la representación cinematográfica  pueden ir en un sentido que favorezca la emoción  o la visión crítica, o las dos a la vez. Cuando la película trata de  relaciones humanas y de problemas de sociedad como es el caso, se vuelve difícil encontrar el justo equilibrio entre emoción y reflexión crítica. Y todavía más cuando se trata de cuerpos encerrados y de relaciones de dominación

Cualidades de un equipo cinematográfico

Detrás de la obra, dirigida por Jules Dassin con el guión de Richard Brooks,  hay un equipo que  consigue el equilibrio esperado. La creación artística de una realidad de ficción es aquí una verdadera máquina emocional con  los primerísimos planos, los encuadres, la dirección de los actores, unos efectos visuales impresionantes –como la salida del túnel del desagüe  donde trabajan, castigados, el grupo de Joe Collins -y el ritmo. Pero es también una visión .crítica, una demostración aplastante  de la inutilidad del encerramiento de los cuerpos, las fuerzas que los humanos pueden desarrollar cuando reivindican su libertad, aunque acepten una condena de la sociedad.


El médico alcohólico Walters es el portavoz de esta reflexión: la cárcel es el reflejo de los valores de la sociedad que crea el sistema carcelario, brutal,  insensible y sin ninguna posibilidad de rehabilitar a los que entran, una sociedad que no quiere ver esta parte de ella misma que produce. Pero Dassin y Brooks van más lejos: estamos  en 1947 y nos dicen, después de la guerra mundial, que cuando el sistema de gobierno organiza la dominación de tal manera que se permita franquear la distancia entre vigilar y castigar, los que dominan pueden dar rienda suelta a su “fuerza bruta” y producir la “inhumanidad”. Pero también nos dicen, en plena guerra fría, que no se puede confundir la autoridad con el autoritarismo y permitir a un senador poner en marcha una “caza de brujas”. Unos años más tarde, Dassin tendrá que marcharse a Europa –parece ser por denuncia de Edward Dmytryk, como le pasó a John Berry (ver He ran all the way en este Dossier). Para rizar el rizo, recordamos que la novela de  Richard Brooks sobre el antisemitismo, The brick foxhole se llevará a la pantalla por Edward Dmytryk: Crossfire (Encrucijada de odios), el gran éxito de la película no impedirá al Comité de las Actividades Antiamericanos mandar al director a la cárcel. Dmytryk se libera unos meses más tarde denunciando a algunos colegas: el cine negro de la realidad.
Mark Hellinger, productor

El cine, realidad artificial y reproductible,  abre «un campo de acción inmensohace saltar por los aires este "universo penitenciario" de la modernidad urbana del capitalismo industrial» dice Walter Benjamin. Y el capitalismo industrial está detrás de la obra y del equipo dirigido por Jules Dassin: hay una sociedad de producción que financia el proyecto. Para Jules Dassin, eso ha sido el mayor obstáculo. Después de un curso en la RKO donde se forma en la cámara al lado de Hitchcock y rueda un corto, Dassin rueda siete películas con la MGM antes de Brute Force: las rechaza todas como rechaza también el sistema de producción hollywoodiano y Louis B.Mayer,  el déspota. Está más indulgente con Brute Force y The naked city a pesar de no  haber podido ejecutar su propia visión por la presión de la productora. Si el director denigra su etapa estadounidense es para mejor valorar la europea,  que le permite tener el control de su proyecto sin prácticamente ninguna intervención de los Estudios y también para aportar a Europa su testimonio de la “caza de brujas” del macartismo. Por lo menos, conviene agradecer la intervención de Mark Hellinger. Animado por Darryl Zanuck,  éste pasa a la producción,  después de ser asistente de productores para películas como They drive by night (Pasión Ciega -Raoul Walsh-1941), High Sierra (El último refugio-Raoul Walsh-1942) o Moontide (Marea de Luna-Fritz Lang-1942). Sus conflictos con la Warner le llevan a producir con los Estudios Universal tres clásicos del cine negro antes de morir en 1947,  a los 44 años sin ver acabado el último ni montar su propia productora en asociación con Humphrey Bogart. Estas tres películas son de The killers (Forajidos-Robert Siodmak-1946) y las dos películas de Jules Dassin: Brute Force (1947) y The naked city (1948).
El proyecto de Brute Force está relacionado en gran parte al éxito de Burt Lancaster, descubierto por Mark Hellinger para el papel del “Sueco” en The killers. La elección de unos cuantos más actores de su exitosa producción anterior,  The killers, está acertada, particularmente la de  Sam Levene, en el papel del compañero de Gallagher, que el brutal capitán Munsay tortura en una secuencia de una extrema violencia.  La elección de Richard Brooks para el guión de Brute Force a partir de un relato del periodista Robert Patterson, se debe a Humphrye Bogart que aconsejó a Hellinger la lectura de su novela, The brick foxhole. Hellinger organiza para Richard Brooks unos encuentros con el alcaide y los guardias de la cárcel de San Quentin. El guión de Brooks se revela demasiado violento para su época. La fuerte personalidad del productor acaba imponiéndose sobre las intenciones iniciales de Dassin y Brooks. Hellinger impone añadir a los “men inside” (hombres del interior) de los títulos de crédito, “the women outside”, las mujeres que, de alguna manera, son fatales:
Tom roba para no perder a Ella Raines,


Joe / Burt Lancaster organiza la fuga que le lleva a la muerte para volver al lado de Ann Blyth, paralítica que lo espera para operarse,


Yvonne de Carlo que deja a Soldier acusarse del crimen que ella ha cometido,
Anita Colby engaña a Spencer, le roba y le compromete. Dassin y Brooks intentan encajar con la buena idea de un cartel de cara de mujer en la celda de los cuatro hombres que les lleva a cuatro flashbacks. Están realizados con una atmosfera irreal como sí los que cuentan reviviesen un sueño. La secuencia de Tom / Ella Raines, se integra perfectamente en el guión:   presionado por Munsey (“yo disfruto mucho revisando las cartas, por ejemplo, esa, a tu esposa…”) Tom se suicida.
Las demás secuencias rompen el ritmo, no encajan con la realidad brutal de la trama y hacen de los encarcelados unos buenos hombres que viven el infierno por culpa de las mujeres. Esta concesión al productor conduce Dassin a declarar que Brute Force tenía un guión tonto.  De todas maneras, el director parece menos interesado por la trama que por el retrato de este grupo de hombres, guardias y encarcelados condenados a vivir juntos.  A parte del erotismo masculino y de la violencia extrema para su época –elementos que conducen a la censura o la prohibición en algunos países como Australia o Dinamarca – la caracterización de los numerosos personajes es precisa y demuestra una sensibilidad profundamente  humanista por parte de Dassin, sin excluir un cierto maniqueísmo en cuanta a la representación de prisioneros simpáticos en su mayoría y del médico alcohólico  frente a un jefe de guardias sádico. Hume Cronyn es la revelación de la película.

Rodada en dos meses, Brute Force utiliza un garaje de los Estudios Universal para montar los decorados de la cárcel Westgate. La fotografía de William Daniels y la música de Miklós Rózsa potencian   la fuerza de una dirección de gran cine negro.