26.11.12

Marcuse: Cultura y Civilización

Como introducción a una reflexión que propongo sobre Civilización y Cultura me parece interesante –y muy de actualidad– esta referencia al texto de Marcuse que resumo a continuación:
Notas para una nueva definición de la cultura. (Ensayo publicado en el libro colectivo Science and Culture en 1965). Las citas de Marcuse aparecen en cursiva, las palabras en negrita son de memento. En una siguiente página resumo los parafos  del Ensayo relacionados con "Cultura y Ciencia".

1- Cultura

Marcuse define la cultura como un proceso de humanización, caracterizado por el esfuerzo colectivo por proteger la vida humana, por apaciguar la lucha por la existencia, por estabilizar una organización productiva de la sociedad, por desarrollar las facultades intelectuales, por reducir y sublimar las agresiones, la violencia y la miseria.
La cultura es, para Marcuse, el "telón de fondo" de una sociedad; está constituido por un complejo de creencias, realizaciones, tradiciones, etc…, distintivas. Los "valores culturales" afirmados en la sociedad industrial avanzada son: el aumento de la libertad pública y privada, la reducción de las desigualdades que impiden el desarrollo del "individuo" o de la "personalidad" y una administración racional y eficaz. Los miembros de una sociedad deben proporcionar una base para la realización posible de los valores afirmados. Por eso, la cultura es algo más que una mera ideología.

Su ensayo se centra en la relación entre el "telón de fondo" (cultura) y el fondo (la sociedad: el examen de una cultura dada implica la relación de los valores a los hechos: ¿Cómo están relacionados los medios de la sociedad a los fines que ella misma profesa? Los "valores culturales" enunciados han de incorporarse en las instituciones y relaciones sociales. Marcuse pregunta: ¿cómo están relacionados la literatura, los artes, la filosofía, la ciencia o la religión con el comportamiento real?

Marcuse hace unas reservas: …La "validez" de la cultura siempre ha estado limitada a un universo "específico", constituido por una identidad tribal, nacional, religiosa u otra. Ideas como las de igualdad o libertad raramente han sido traducidas en la realidad para beneficio de todos los miembros de la sociedad; algunos grupos siempre han sido excluidos de los beneficios y ventajas de la cultura. Dice Marcuse que para otros –extranjeros, enemigos, términos que se refiere no ya a individuo sino a grupos, modos de vida o religiones… y que también tiene su manifestación dentro del propio "universo específico"–, la cultura queda suspendida o incluso prohibida, y frecuentemente se deja vía libre a la inhumanidad.

2- Cultura superior y Civilización

El proceso de humanización que debe caracterizar la cultura nos conduce a preguntarnos sobre la real reducción de la agresión, la violencia y la miseria con el desarrollo de la civilización. Hoy la violencia y la agresión parecen estar menos sublimadas que en anteriores periodos de la Historia; su predominio a escala tan amplia invalida la idea de un progreso en la humanización. Además, la violencia y la agresión y su institucionalización muy bien puede ser parte integrante de la cultura, de modo que consecución de (o la aproximación a) objetivos culturales, tiene lugar mediante la practica de la crueldad y la violencia. Esto puede explicar la paradoja de que una parte tan amplia de la cultura superior de Occidente, de su arte y su literatura, haya consistido en protesta, en crítica y en condena de la cultura y no solo de su miserable traducción en la realidad, sino de su propio contenido y de sus mismos principios. Volveremos más adelante sobre esta diferencia que hace Marcuse entre la crítica y su "traducción" en la realidad; lo que le conduce a llamar "Cultura superior" a la cultura admitida por la sociedad cuando marca su diferencia con su traducción en la realidad.

…Está generalmente admitido que los valores culturales (humanización) y las instituciones y políticas de una sociedad, raramente, por no decir nunca, se hallan en armonía. Esta opinión ha encontrado excepción en la distinción entre cultura y civilización, según la cual, "cultura" se refiere a cierta dimensión superior de autonomía y realización humana, mientras que "civilización" designa el reino de la necesidad, del trabajo y del comportamiento socialmente necesarios, en que el hombre no se haya realmente en si mismo y en su propio elemento, sino que está sometido a la heterónoma, a las condiciones y necesidades externas.

De hecho, el concepto de progreso únicamente es aplicable a este reino (progreso técnico), a los adelantos en la civilización, pero estos adelantos no han eliminado la tensión entre cultura y civilización. Marcuse resume así la dicotomía civilización/ cultura superior (cultura reconocida por la sociedad para diferenciarla de la cultura como "traducción", como lo veremos más adelante):

Civilización                                                   Cultura superior

Trabajo manual                                            Trabajo intelectual
Día laborable                                              Día festivo
Trabajo                                                      Tempo libre
Reino de la necesidad                                Reino de la libertad
Naturaleza (materia)                                  Espíritu
Pensamiento operativo                              Pensamiento no operativo

3-Las tensiones pasadas entre cultura y civilización

3.1- La posibilidad de la negación
…En virtud de su distanciamiento del universo del trabajo socialmente necesario, de las necesidades y el comportamiento socialmente útiles, y a causa de su separación de la lucha diaria por la existencia, la cultura podía crear y preservar el espacio intelectual en el que podían desarrollarse la transgresión crítica, la oposición y la negación; se trataba de una esfera privada y de autonomía en la que el espíritu podía encontrar un punto de apoyo exterior al sistema desde el cual considerar éste en una perspectiva diferente, comprenderlo con conceptos diferentes y descubrir posibilidades e imágenes prohibidas. Este punto de apoyo parece haber desaparecido…

Marcuse da como ejemplo la educación: en la tradición académica, esta diferencia entre cultura y civilización tenía su paralelismo en la distinción entre ciencias naturales, por una parte, y todas las demás –ciencias sociales, humanidades, etc…–, por otra… Para Marcuse, el estudio de las humanitas abre una nueva dimensión en la imaginación, en los modos de pensamiento, de elaboración de conceptos y, por consecuencia, en los modos de expresión. Esta dimensión se caracteriza por el hecho de no tener todavía su traducción en la realidad, por lo cual es no-operativa y trasciende el universo de conducta establecido: no tiene que limitarse al reino puramente intelectual, a un reino de espíritus e ilusiones, sino hacia posibilidades históricas.

Así, la cultura superior se caracteriza por la distancia crítica, la separación necesaria de la explotación de aquellos por cuyo trabajo se reproduce la sociedad. Está disociada de la sociedad, y en esta disociación está libre de comunicar la contradicción, la condena y la negación. Marcuse lo llama "espacio intelectual y físico". Sin embargo,…en su forma y dirección predominantes el progreso de [la] civilización exige modos de pensamientos operativos y conductistas, así como su defensa y su mejoramiento, pero no su negación. Es aquí un elemento de tensión con el proceso de humanización como lo define la cultura superior ya que su contenido es principalmente esta negación de lo que conlleva tal progreso: la destrucción institucionalizada de las potencialidades humanas. Añade Marcuse que esta negación está vinculada a una esperanza que la civilización establecida condena como "utópica". Marcase sitúa en el tiempo el paso entre la posibilidad de la negación y su final: … De manera general, el período transcurrido entre las dos guerras mundiales señala la etapa final de está fase.

3.2- El abismo entre civilización material y cultura intelectual
Si la cultura ha sido, en el pasado, privilegio de una pequeña minoría, una cuestión de riqueza, tiempo y fortuna… mientras la mayoría consideraban sus "valores superiores" como meras palabras o exhortaciones vacías, ilusiones y engaños, con todo, esta posición privilegiada, este abismo entre la civilización material y la cultura intelectual, entre necesidad y libertad, era también el abismo que protegía como una "reserva" el reino de la cultura no científica.
Este abismo no lo creaba el privilegio de una minoría sino las propias instituciones. …La validez histórica de ideas como las de Libertad, Igualdad, Justicia e Individuo residía precisamente en su contenido insatisfecho, en que no podían ser referidas a la realidad establecida, la cual no podía darles validez ni se la dio porque eran negadas por el funcionamiento de las mismas instituciones a las que se atribuía su realización. Eran ideas normativas; eran no operativas, no en virtud de su carácter metafísico y acientífico, sino en virtud de la servidumbre, la desigualdad, la injusticia, y la dominación, institucionalizadas en la sociedad.

Marcuse toma el ejemplo de la literatura y las artes que podían alcanzar y comunicar verdades que en la sociedad establecida eran negadas y reprimidas, o bien convertidas en conceptos y módulos socialmente útiles. La cultura no científica era más familiar que la forma en la cual se traducía en la conducta real porque evocaba las inflexibles necesidades y esperanzas del hombre, que la literatura de hoy presenta en su realización predominante socialmente, impregnadas de la represión predominante.

3.3- La civilización como administración total
La organización de la civilización industrial avanzada, con su enorme productividad, permite aumentar –y satisfacer en general– las necesidades de las masas. Es una administración total que proporciona así su modelo cultural de tal manera… que las necesidades del individuo sean las que perpetúan y fortalecen el sistema. El elemento racional necesario para el cambio cualitativo se evapora así, y con él se evapora el elemento racional para la alienación de la cultura respecto de la civilización…La absorción administrativa de la cultura por la civilización es el resultado de la orientación establecida del progreso científico y técnico, de la creciente conquista del hombre y de la naturaleza por los poderes que organizan esta conquista y que utilizan el creciente nivel de vida para perpetuar su organización de la lucha por la existencia.
Es lo que Marcuse llama " corrosión tecnológica de la sustancia trascendente de la cultura".

4- Eliminación de las tensiones entre cultura y civilización

Marcuse detalla los métodos de organización de los poderes dominantes de la civilización industrial avanzada para incorporar la cultura en la sociedad y eliminar las tensiones posibles con las producciones intelectuales de una sociedad que tiende a convertirse en totalitaria.

4.1- La clausura del espacio intelectual y físico
Los poderes que organizan la civilización tecnológica en función de la conquista del humano y de la naturaleza tienen unos objetivos socialmente "establecidos" y, por consecuencia tienden a reducir o eliminar los elementos de la cultura antagónicos o "extraños" que trascienden estos objetivos. En lo que respecta a la eliminación del antiguo contenido antagónico de la cultura, trataré de mostrar que lo implicado aquí no es el destino de un cierto ideal romántico que sucumbe ante el progreso tecnológico, ni la progresiva democratización de la cultura, ni tampoco la igualación de las clases sociales, sino más bien
-la clausura de un espacio vital necesario para que se desarrollen en él la autonomía y la oposición,
-la destrucción de un refugio o de una barrera frente al totalitarismo.

Marcuse denuncia la voluntad de eliminación, por parte del Sistema establecido, del pensamiento crítico y de la trascendencia cualitativa de la cultura. Si la cultura es más asequible que nunca, si la tecnología permite la facilidad y la multiplicación de las posibilidades de comunicación, si se lee, se contempla y se escucha más ampliamente que nunca, sin embargo, la sociedad ha estado clausurando el espacio espiritual y físico en el que es posible comprender esta cultura en su sustancia "cognoscitiva", en su exacta "verdad". Lo operativo, tanto en el pensamiento como en el comportamiento, relega estas verdades al terreno personal, subjetivo, emocional; así pueden encajar fácilmente en el Sistema. Pero ¿puede el terreno personal desarrollar una disociación efectiva entre lo que le ofrece el Sistema y los valores culturales afirmados?¿Puede todavía el humano mantener abierto un espacio intelectual crítico cuando los poderes predominantes organizan el allanamiento de las tensiones entre trabajo y tiempo libre, arte y decoración de casa, psicología e intereses empresariales? ¿Puede mantenerse un espacio físico propio que amplía una comunicación "biológica" entre individuos y que expresa abiertamente su oposición al control asfixiante de lo que Michel Foucault llamará más tarde un "Biopoder" sobre el embarazo, el nacimiento, la definición de la sexualidad, la muerte…?

4.2- Corrosión tecnológica de la trascendencia de la cultura
…Una dimensión cada vez mayor de fuerzas no conquistadas (e inconquistables) está siendo conquistada por la racionalidad técnica y por la ciencia física y social. Y muchos problemas arquetípicos se han vuelto susceptibles de ser diagnosticados y tratados por el psicólogo, el trabajador social, el científico y el político… La corrosión tecnológica de la sustancia trascendente de la cultura superior… provoca el colapso de las formas […] tradicionales: …[estas] siguen siendo lo mismo pero lo que expresaban está perdiendo su verdad, su validez.

El dominio del Sistema establecido sobre el espacio intelectual y físico se realiza convirtiendo en "afirmativos" los elementos de cultura que sirven para fortificar este dominio y contribuyen a reforzar el dominio de lo que "es" sobre lo que "puede ser" y sobre lo que "debe ser" –lo que "debe ser" si hay verdades en los valores culturales–.

Por supuesto, Marcuse aclara esta afirmación. No es una condena: un amplio acceso a la cultura tradicional, y especialmente a sus autenticas creaciones, es mejor que la retención de los privilegios culturales por un circulo limitado definido por la riqueza y el nacimiento. Pero reafirma sus reservas en cuanto a la preservación del contenido de las creaciones de la cultura tradicional: …son necesarias unas facultades intelectuales y una consciencia intelectual que no son precisamente intrínsecas a los modos de pensar y de comportarse requeridos por la civilización predominante en los países industriales avanzados…

Esta corrosión de la trascendencia de la cultura por el Sistema tecnológico establecido disminuye o anula los elementos de oposición de la cultura. Así, la civilización de los países industriales avanzados toma, organiza, compra y vende cultura y, añade Marcuse:

…El conflicto entre la capacidad material e intelectual de la sociedad industrial avanzada, por una parte, y su utilización represiva, por otra, está siendo eliminado a su vez por el condicionamiento previo sistemático de las necesidades individuales y por la administración de satisfacción sistemática. La incorporación de la cultura superior al trabajo diario y al tiempo libre, el consumo organizado de belleza, goce y dolor, se han convertido en parte integrante de la administración social del individuo, en puntos necesarios para la reproducción de la "sociedad opulenta"

4.3- Traducción de los valores culturales por el Sistema dominante
Las producciones intelectuales predominantes de la civilización confunden los "valores culturales" afirmados con lo que la sociedad hace de éstos en la realidad. Los elementos culturales trascendentes son los que no pueden ser traducidos directamente a la realidad porque no son operativos ni definen explícitamente una conducta de vida. El Sistema dominante los traduce en ideas operativas y conductistas: esta traducción no es simplemente un proceso metodológico, sino un proceso social e incluso político. Los modos de pensamiento culturales están influenciados por la traducción de los conceptos normativos en su realización social y no por lo que representan … tratando a lo sumo de mejorar la traducción; el residuo no traducido se considera especulación anticuada. No hay duda de que el contraste entre el original y la traducción es obvio y forma parte de la experiencia diaria; por otra parte, el conflicto entre lo potencial y lo actual se modela con el progreso técnico, con la creciente capacidad de la sociedad para vencer la escasez, el temor y la servidumbre del trabajo. Sin embargo, son también este progreso y esta capacidad los que bloquean la comprensión de las causas del conflicto y las posibilidades de solución, así como las posibilidades de una participación de la lucha por la existencia, individual y social, dentro de la nación y a escala internacional.

5- Consecuencias

La eliminación de las tensiones entre cultura y civilización y la integración –o más bien la traducción– de los valores culturales en la sociedad establecida permite allanar el conflicto entre la verdad que yace en estos valores y la realidad social, entre, por un lado, el "puede ser" y el "debe ser" y por otro, el "ser". Pero ¿puede acabar esta tensión –que es histórica, real– entre lo posible y lo actual, entre el futuro y el presente, entre la libertad y la necesidad? La consecuencia es que los contenidos autónomos y críticos de la cultura se convierten en contenidos educativos, sublimantes y relajantes: en un vehículo de adaptación. Marcuse toma el ejemplo de la creación auténtica, sea artística o filosófica: su trascendencia reside en su metalenguaje, irreductible e intraducible [porque] comunica hechos y condiciones distintos de los accesibles en un lenguaje conductista. La voluntad de dominio del Sistema sobre el espacio intelectual y emocional disuelve su sustancia en un proceso de traducción que afecta tanto al sobrenatural –religión–, como al contenido humano y natural de la cultura – la literatura, las artes, la filosofía–: los conflictos radicales e irreductibles de amor y odio, esperanza y temor, libertad y necesidad, sujeto y objeto, bien y mal, se hacen más manejables, comprensibles, normales… en una palabra: conductistas.

El proceso de corrosión de la trascendencia de la cultura tiene unas potencialidades radicalmente progresivas que Marcuse resume con la proposición siguiente: la humanidad ha alcanzado la etapa histórica en que es "técnicamente" capaz de crear un mundo de paz, un mundo sin explotación, sin miseria, y sin la servidumbre del trabajo. Eso sería una civilización convertida en cultura.

La tensión entre producción material e intelectual ha sido eliminada tan eficazmente que se plantea la cuestión de sí, dadas las tendencias predominantes en la sociedad industrial avanzada, puede mantenerse todavía la distinción entre cultura y civilización. ...Más precisamente, ¿no ha sido resuelta la tensión entre medios y fines, entre valores culturales y hechos sociales, por la absorción de los fines por los medios? ¿No se ha producido una coordinación "prematura", represiva e incluso violenta de la cultura con la civilización, por virtud de la cual esta última se ha liberado de algunos frenos efectivos a sus tendencias destructivas? Con esta integración de la cultura en la sociedad, la última tiende a convertirse en totalitaria incluso donde conserva las formas y las instituciones democráticas.

6-La administración total

La organización de la civilización industrial por los poderes establecidos actúa a través de la movilización permanente del pueblo. El resentimiento y las frustraciones que generan la necesidad de una lucha por la existencia en una "sociedad opulenta" son canalizados por el Sistema que organiza la movilización continuada de la agresión socialmente necesaria. La propagación de la idea de que los individuos gozan de un amplio ámbito de libertades – particularmente en la expresión de sus opiniones, en sus necesidades de consumo, de compra o de venta, en sus desplazamientos de un sitio a otro – pone un velo sobre las limitaciones de estas libertades que no pueden trascender el Sistema social establecido que determina sus necesidades, su elección y sus opiniones. La libertad misma actúa como vehículo de adaptación y limitación. La organización de la civilización industrial ofrece una cultura democrática que detiene el desarrollo de las necesidades con el disfraz de promoverlas y propicia la heteronomía disfrazada de autonomía. Aunque los poderes establecidos enuncian el objetivo de una educación para la independencia intelectual y emocional de los individuos, la realización de tal independencia por parte de un grupo social o un partido político sería considerada como un programa totalmente subversivo que supone la violación de algunos de los tabúes democráticos más fuertes. Para Marcuse el individuo se mueve en el interior de unas estructuras opresivas de instituciones esencialmente creadas para organizar el trabajo alienado.

Estas tendencias represivas (y regresivas) van de la mano con la transformación de la sociedad tecnológica en virtud de la administración total de los hombres, y los cambios simultáneos a ello en el empleo, la mentalidad y la función política del "pueblo" afectan a los fundamentos mismos de la democracia. Acaso sea suficiente enumerar aquí algunos de los fenómenos que nos son familiares.

Marcuse cita tres de estos fenómenos:

1-los individuos son receptores de una información que hace del aparato político-económico un interlocutor omnipresente y que los separa de las verdaderas fuentes de poder y de información. Se convierten así en objetos de la administración con una creciente pasividad… y una sumisión a su enorme productividad. La dominación se efectúa desde la creación de necesidades que la administración total interioriza en los individuos y que se convierten en necesidades individuales – a cada uno sus herramientas informáticas por ejemplo: móvil, portátil… al día de hoy –. Así, el comportamiento exigido y las aspiraciones deseables se convierten en algo espontáneo. En los estados de desarrollo superiores, esta coordinación total procede sin terror y sin la abrogación del proceso democrático.

2-En este proceso democrático, el electorado se constituye a partir de una opinión pública modelada por los intereses económicos y políticos predominantes. Los dirigentes elegidos consiguen una independencia creciente respecto de este electorado con un discurso apoyado en la racionalidad productiva y tecnológica –con el leitmotiv: "no hay alternativa, no hay otra vía posible"–. Tras el velo de la racionalidad tecnológica, se acepta [la pérdida de autonomía en nombre de ] una heteronomía universal como si se tratara de unas libertades y unos bienes ofrecidos por la "sociedad opulenta"… La consecuencia es un estado de interdependencia general que oculta la jerarquía real. Al día de hoy, la "globalización", anunciada y decidida, da la ilusión de una participación y crea una interdependencia que oculta la independencia del centro de poder respecto de la ciudadanía.

3- La administración total coordina este estado de interdependencia de los individuos y permite a un poder concentrado e independiente bloquear la autonomía práctica, política de los individuos que no tienen otra alternativa que asumir la forma de una retirada, de un aislamiento voluntario, de un "elitismo" intelectual. Y, en realidad, una redefinición de la cultura tendría que ir en contra de las tendencias más poderosas.

7- Posibilidades de cambio

Ir en contra del universo establecido de adaptación y de comportamiento significa la liberación del pensamiento, la investigación, la enseñanza y el aprendizaje y la elaboración de métodos y conceptos capaces de superar racionalmente los límites de los hechos y "valores" establecidos. Hasta en las zonas más avanzadas de este universo la tendencia es limitar y reprimir las alternativas, aunque sean reales, no utópicas. Se trata de alternativas "cualitativas", pues la pacificación de la lucha por la existencia, la redefinición del trabajo en términos de una libre realización de las necesidades y facultades humanas, no solamente presupone instituciones esencialmente diferentes sino también [seres] esencialmente diferentes, [seres] que ya no tengan que ganarse la vida por medio del trabajo alienado.

Para Marcuse, el cambio de dirección corresponde a un cambio social. Por eso la sociedad tiene que manifestar una necesidad vital de cambio o sea la experiencia de unas condiciones intolerables y de sus alternativas, y esta necesidad y esta experiencia son aquello cuyo desarrollo se impide en la cultura establecida. Liberarse de la cultura establecida del poder totalitario de la sociedad significa en estas condiciones, restaurar la dimensión de la autonomía con sus cualidades espirituales y físicas que han sido protegidas – no importa cuán precariamente – de este poder totalitario. Aparte del patrimonio intelectual a su alcance, el ser humano sigue conservando la capacidad de dirimir entre lo que es justo y lo que no lo es.