13.1.12

El regreso de la guerra: "Yo confieso" (Hitchcock)


Guión: George Tabori-William Archibald/Paul Anthelme (teatro) 
Música: Dimitri Tiomkin –Fotografía: Robert Burks –Montaje: Rudi Fehr  –Producción: Alfred Hitchcock-Sidney Bernstein

En la página anterior, "Hot Europa", he mencionado algunas películas del cine negro que tenían como telón de fondo la guerra mundial y su impacto sobre el comportamiento de los protagonistas. En la presente página, entro más en los detalles de la película de Hitchcock I confess (Yo confieso-1953).




Michael (Montgomery Clift), se encuentra alistado en el ejército y embarca hacia Europa donde ha estallado la guerra. Vuelve...


El regreso

... quebrantado, indeciso frente a Ruth (Anne Baxter), su prometida. Ruth no lo ha olvidado y lo quiere, pero se ha casado. Michael elije la vía espiritual y se transforma en "el padre Logan", católico como Hitchcock (el director había guardado un recuerdo memorable de la obra de teatro de Paul Anthelme, "Nuestras dos conciencias", vista en los años 1930). Ruth vuelve a encontrarlo y, aunque lleva la sotana, sigue intentando despertar el deseo en él, hablándole de su amor, involucrándolo en un chantaje turbio.


Ruth miente a su marido


Un drama psicológico

Nos encontramos, por supuesto, en un drama psicológico: el problema de consciencia, el secreto de la confesión de un criminal, se añaden al drama pasional. ¿Hasta dónde el padre Logan llegará para respetar este secreto?


La confesión


Conviene notar la fuerza de las imagenes que definene la relación entre el padre Logan y el criminal.








También, en esta época difícil de posguerra, podemos pensar en un dudoso mensaje político por parte de Hitchcock, con la elección de un inmigrante alemán en los EEUU como asesino –y también como actor con O.E.Hasse en este papel El criminal Otto Keller se las arregla para que la sospecha recaiga sobre el padre Logan. Hay en este personaje un odio ciego que roza la locura en su afán de hacerse un lugar en la sociedad, cometiendo un robo y un asesinato con la complicidad de su mujer, Alma.


Alma duda...

...del padre Logan

Hitchcock se pasa con este tema del alemán, teatralizando a ultranza la situación sin, por eso, disminuir la fuerza de la interpretación de Clift, que salva la película.




Lo que Michael ha encontrado en la guerra, las dudas frente a Ruth, el peso del pasado, la decisión de una vida eclesiástica y, ahora, el secreto de la confesión, todas estas pruebas dan una rigidez a sus movimientos, una mirada que escruta las consciencias, particularmente la de Alma Keller.



Su voz murmulla en vez de afirmar, su dulzura es triste. Si ha dudado antes de elegir la vía religiosa, ¿no es por las mentiras de Ruth que no ha sabido esperar? Y ahora que pretende salvarlo, ofreciéndole una coartada, ¿no está mintiendo de nuevo sobre sus relaciones pasadas? Sólo conoceremos la verdad de Ruth. Mientras, él se calla. La versión de Ruth es objeto de un flash-back empalagoso, de un romanticismo de otra época: no sabemos si se trata de lo que Ruth quiere transmitir o de la sensibilidad cursi de Hitchcock.



 La mirada de Montgomery Clift da a entender otra verdad: sexo y mentira. Las revelaciones de Ruth transforman la coartada en prueba contra Logan...



 ...que tendrá que enfrentarse con la justicia humana,





 sacando sus fuerzas de la mirada que lanza hacia arriba, de este intento para situarse por encima del tumulto de los hombres.




Sin embargo, no puede contener más la violencia que brota en él desde la vuelta de la guerra y rompe el cristal del coche.



¿Tiene fe realmente el padre Logan?
Montgomery Clift modela todos los matices de su personaje con brillantez. Se ha dicho que Hitchcock se mostró incomodo con su actuación, inspirada en el "Método" Actor Studio. Recientemente, Michael Fassbender, otro actor formado con el mismo "Método" y con unas cualidades parecidas a las de Clift, aunque en épocas muy distintas, decía: «Intento molestar lo menos posible al realizador con mi forma de trabajar… Las respuestas que le doy son físicas» La actuación de Clift, totalmente física y sensible, sólo ha podido ayudar a Hitchcock. Ahora, claro, un Clift sin sotana, tan cómodo con sus vaqueros y la camisa remangada, pintando una pared,






no corresponde probablemente al gusto del católico Hitchcock. ¡Cuantas películas suyas han fracasado por su respeto u incluso su sometimiento a las instituciones judiciales o religiosas! Pienso en The Paradine Case (El proceso Paradine-1947) ou The wrong man (Falso culpable-1956). Nos encontramos lejos de The man who know too much (El hombre que sabía demasiado). Por supuesto no me estoy refiriendo a la versión de 1955 con el pesado y tan clásico James Stewart y la infumable Doris Day, sino a la alegre y chapucera versión de 1934. Aquí el director se ríe de todo: de los terroristas, caricaturas de los nazis en el poder desde hace un año, de su jefePeter Lorre (actor recién huido de la Alemania nazi, de paso por Europa antes de refugiarse en EEUU) viviendo en una iglesia, de la incompetencia de la policía y de los servicios secretos. Hasta se ríe del crimen, ya que la víctima se disculpa delante de su compañera de baile de la bala que acaba de recibir en el pecho, manchando su camisa blanca (Ver "Hot Europa")

Conviene, sin embargo, notar esta imagen de una mujer, al lado de la pareja Keller, en el clímax del drama… comiendo una manzana Eso nos lleva a "los buenos viejos Hitchcock".





¿Se puede hablar de cine negro…
… sólo porque hay la mujer fatal, el blanco y negro, el detective, las llamadas telefónicas?... 







y el crimen por supuesto.
El arte de Hitchcock está en la fuerza de las imágenes que corresponden a estos detalles que caracterizan el cine negro. El drama psicológico y el vía crucis del padre Logan se encuentran compensados por:

-la elección de las localizaciones (monumentos y calles- estamos en Québec-Canada) y estas primeras imágenes expresionistas con un juego de sombras inquietantes,






-un intercambio de miradas muy estudiado entre el detective y el sospechoso, la actuación sobria y realista de Karl Malden en el papel del detective, tan enterado de los problemas de consciencia humana como el padre Logan,





-unas llamadas telefónicas angustiosas, 




-un ambiente creado por el criminal, su acción en el juicio, su fuga desesperada,,, hacia la muerte. 



A pesar de este talento, nos encontramos lejos de la realidad cotidiana de estos personajes mediocres, estos detectives anti-héroes que son el encanto del CINE NEGRO. Tenemos ante todo aquí el drama, descrito por momentos como una tele novela romántica, de la pareja separada por las circunstancias, sometida a la mirada severa de la policía y de una justicia en la sombra de la cruz.



  
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